Señor Director:

Soy de derecha, de la de siempre. Y me siento muy orgulloso de ello.

Al igual que muchos de los lectores (y electores), voté en primera vuelta de la elección de gobernadores regionales. Ahora, debemos concurrir a votar, en segunda vuelta, entre los dos candidatos finalistas. Y para quienes somos de derecha, no la tenemos fácil.

Nunca he creído en las campañas del terror ni en los mezquinos cálculos electorales y esta vez no será la ocasión.

Por eso, quiero compartir algo que muchos en el mundo de la centroderecha piensan, pero pocos se atreven a decir: entre los dos candidatos en competencia, Orrego es, por lejos, la mejor opción y por eso votaré por él.

Lo haré, no solo como familia, sino que también en el convencimiento de que es el candidato más capacitado para el cargo.

Votar por Orrego no lo convierte a él en alguien de derecha ni a mí en alguien de izquierda. Y a los electores tampoco.

Lo más fácil sería no ir a votar, pero se trata de cumplir con un deber cívico, que siempre he defendido como un valor sagrado. En momentos tan trascendentales para el país, donde se juegan las libertades democráticas de los chilenos frente al totalitarismo, populismo y demagogia de la izquierda radical, debemos ser valientes y responsables.

Francisco Orrego B.