Señor Director:

Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Es dramático constatar cómo se repiten los errores habiendo causado tanto sufrimiento.

En la elección complementaria para diputado de Curicó realizada en marzo de 1964, resultó inesperadamente electo el candidato del allendismo Óscar Naranjo. Como consecuencia de ese resultado, la derecha atemorizada se convenció en sus círculos sociales de que lo mejor era dejar de apoyar a don Julio Durán en la elección presidencial de ese año. Los efectos de ello en la historia de nuestro país son por todos conocidos.

Hoy, la derecha vuelve a estar perdida dentro del bosque entre Naranjos y Olivos, sin capacidad de ver más lejos que el árbol que tienen en frente. Como en los círculos sociales de antaño, en unas redes sociales infestadas de opinólogos que avivan sus temores, llenan de likes los mensajes que dicen lo que quieren escuchar y se proponen caminos que solo nos conducirán a repetir nuestra historia reciente. Lamentablemente, los actuales líderes del sector, como en la fábula infantil, perdieron las migas que les señalaban el camino y deambulan sin rumbo dentro del bosque.

Los parlamentarios mayoritariamente optaron por el Rechazo en el plebiscito y por una Convención integrada por ellos mismos. Su falta de sintonía y capacidad de ofrecer una propuesta constructiva los llevó a una aplastante derrota. Dado ese resultado, era esperable que los partidos actuaran con mayor responsabilidad. Nuevamente los intereses partidistas y ambiciones personales primaron en la conformación de la lista de ChileVamos, lo que explica en gran medida no haber obtenido el tercio.

Pablo Longueira Montes