La gloria estuvo servida en el minuto 90.

Rubén Farfán arrancó decidido, y con ventaja, en contra del arco de Defensa y Justicia. Era el cielo infinito en los pies del extremo, pero a esa altura los músculos estaban agarrotados y la mente perturbada por la fatiga en la cancha de Olimpia. El jugador trató de acomodarse para definir con su perfil diestro, pero esos segundos bastaron para el cruce del defensor Adonis Frías, quien sacó el balón al córner.

Un ajedrez táctico pusieron en escena Juan José Ribera y Hernán Crespo. El “Coto” entendió que emparejando la cancha, mediante duelos ásperos y físicos, lograría restarle brillo a Defensa y Justicia. Fue una delicia desde la pizarra: en las bandas, Espinoza y Salas se trenzaron con Isnaldo y Rius, respectivamente; Manríquez encimó a Fernández en el medio y Aravena cayó encima de Larralde. Los tres de ataque (Farfán-Palacios-Abrigo) incomodaban la salida del cuarteto defensivo del “Halcón”, mientras el bloque trasero de González-Pereyra-Osorio le hizo la vida imposible a dos ‘9' con cartel: Walter Bou y Braian Romero.

Las misiones individuales que encargó Ribera tuvieron una alta dosis de concentración y músculo para no aflojar, con jugadores que tenían bien programado en la cabeza el partido que más convenía. Al “Coto” no le interesa la posesión, tampoco la necesita en su plan de juego (promedió 35%). Su esencia competitiva está en otro lado.

Coquimbo Unido se inmoló en persecuciones de alto desgaste, pero el conjunto argentino también sufrió la propuesta. Incómodo el equipo de “Valdanito”, rara vez pudo avanzar con la pelota al piso y asociaciones largas, que son rasgos de su hoja de ruta. En cambio, se vio obligado a buscar por arriba a Bou e insistir en los segundos balones.

Al minuto de juego, Farfán mandó un centro al travesaño del meta Unsain, mientras en la jugada siguiente Romero remató frontal ante Matías Cano, pero le faltó puntería. Fue la primera mano, a modo boxeril, como para medir el aguante del contrincante.

Tras el descanso, Defensa intentó meter una marcha más y subió el voltaje, pero no duró un cuarto de hora. El Pirata soportó el remezón y se reorganizó, ya sin el lastimado Manríquez, que se lesionó cuando Isnaldo le cayó encima (Jorge Gatica ocupó su lugar).

Defensa ganó algo más de fútbol con el ingreso del zurdo Hachen, mientras la fatiga dio lugar a algunos desajustes. Sin aire en ataque, el banquillo nortino entendió que era el momento de cerrar el boliche y metió a Benjamín Vidal (se ubicó como volante) por Palacios para tapizar el muro defensivo.

La llave quedó intacta. Un empate con goles en Buenos Aires será negocio para Coquimbo. El premio de 4 millones de dólares está en la mesa y también el éxtasis con una final de ensueño.

“Fue un resultado justo. Ellos tuvieron algunas en el primer tiempo y nosotros en el final. Estamos tranquilos, porque todo se definirá en la revancha”, dijo el zaguero aurinegro Víctor González luego del cotejo.