En las últimas elecciones de todo tipo, una constante es la fracturación de las fuerzas de centroizquierda e izquierda y, por otra parte, la unidad de las fuerzas de derecha. A título de ejemplificación colocaré tres referencias a nivel nacional.
El primer ejemplo es lo que ocurrió el año 2009 en la elección presidencial: la derecha concurrió con un solo candidato, Sebastián Piñera, que obtuvo en la primera vuelta el 45% de los votos. Por otro lado, la oposición en ese mismo evento electoral concurrió con tres candidatos: Eduardo Frei, quien obtuvo el 29% de los votos; Marco Enríquez-Ominami, que logró el 20% de los votos, y finalmente Jorge Arrate, que obtuvo el 6% de los votos, sumando todos ellos el 55% del electorado en primera vuelta. La falta de unidad en esa elección y de candidato único permitió en segunda vuelta el triunfo del Presidente Piñera.
El segundo ejemplo es la última elección presidencial: la derecha llevó dos candidatos, Sebastián Piñera y José Antonio Kast, el primero logró el 36% de los votos y el segundo el 8% de los votos en primera vuelta. La oposición llevó seis candidaturas presidenciales, que obtuvieron en primera vuelta el 56% de los votos. Un mes más tarde triunfó Piñera.
Tercer y último ejemplo global: en la última elección de diputados de hace tres años, la derecha fue en lista única y logró el 38% de los votos; la oposición fue en tres listas y obtuvo el 62% de los votos; el resultado en bancada es que la derecha fue subsidiada en nueve diputados y la oposición perdió nueve diputados.
Todo lo anterior es para prevenir la falta de unidad en el próximo proceso electoral. En cuatro meses más, el 11 de abril, los ciudadanos concurrirán a cuatro elecciones simultáneas, a saber: gobernadores regionales, constituyentes, alcaldes y concejales. Descartando esta última por su sistema electoral, en las tres anteriores es fundamental la unidad de la oposición. En materia de gobiernos regionales, la unidad constituyente realizó 16 primarias legales en donde se obtuvieron 16 candidatos de este bloque político, pero simultáneamente el Frente Amplio realizó otras cuatro primarias legales en igual número de regiones, obteniendo en cada una de ellas el candidato electo; asimismo, el Partido Comunista y los regionalistas no concurrieron a ninguna primaria legal. De lo anterior se desprende que si no hay voluntad política unitaria, la oposición se presentará con más de un candidato en las diversas regiones del país, lo que significa que si no ha cambiado sustancialmente la correlación de fuerzas de la última elección nacional, tendremos la crónica de una derrota anunciada frente a la derecha en 11 de las 16 regiones del país.
Lo anterior también ocurre en las elecciones de alcaldes y alcaldesas; si la oposición no va unida en las 345 comunas del país en torno a un candidato o candidata, es probable que en algunas de ellas el triunfo sea de la derecha. Lo anterior, permítanme otro ejemplo, ocurrió en la última elección municipal en dos comunas de la Región Metropolitana, La Reina y Maipú, en ambas la oposición llevó más de un candidato que, sumados, obtuvieron mucho más que la mayoría absoluta; sin embargo, la minoría unida logró el triunfo alcaldicio.
Finalmente, me referiré a la elección que en mi opinión es la más importante para los destinos del país. Me refiero a la Convención Constituyente, que veo con preocupación en el campo de la oposición cómo surgen variados candidatos y listas de candidatos. Para atenuar la dispersión aporto otro dato, proyectando el resultado de la Convención a partir de la última elección de diputados, si la oposición va en más de dos listas y la derecha en una, el resultado es el siguiente: 78 constituyentes de derecha y 77 de la oposición. Por el contrario, si la oposición levanta una sola lista de constituyentes, obtiene 99 asientos y la derecha solo 56 para redactar la nueva Constitución que regirá los destinos de Chile por los próximos 40 años.
A partir de la historia y de las experiencias mencionadas, solo la unidad es camino de victoria.