Es de destacar que la transformación urbanística que ha registrado Santiago en el curso de estos últimos veinte años –surgida de afrontar los problemas visibilizados con el llamado estallido social de octubre de 2019– ha sido resultado de un giro en los planes y políticas públicas implementadas, y que era perentorio asumir y culminar con la conmemoración del quinto centenario de la ciudad.
Algunos efectos de este proceso, soportado en una mayor valoración del entorno natural, mejoramiento de la calidad ambiental y coherencia entre las operaciones de mejora urbana, permitieron aplicar el principio de equidad espacial en las periferias mediante la distribución de equipamientos, servicios sociales y el fortalecimiento de una identidad urbanística en estas áreas como parte integral del sistema urbano; junto con la densificación cualitativa de amplios sectores, como opción al crecimiento expansivo y una nueva forma de organización estratégica e intervención del patrimonio histórico que asegurara su permanencia y conservación.
En el proceso de planeamiento se adoptó un modelo de desarrollo sostenible, inclusivo y resiliente que intensificó la construcción de viviendas y conjuntos urbanos de alta calidad, con atención a los problemas particulares de los barrios, la interconexión de plazas, áreas verdes, espacios públicos y lugares cívicos con las reservas naturales y corredores ecológicos articulados en un sistema diverso de movilidad y transporte público.
La llamada “zona cero” fue declarada Zona Típica, integrándose al barrio Lastarria-Mulato Gil de Castro, donde la nueva escala permitió encadenar ideas generales de ciudad con actuaciones en la singularidad de sus episodios, impulsando la regeneración urbana del área mediante la vinculación de los campus universitarios con la trama existente y el nuevo eje Alameda-Providencia. La construcción de las pasarelas verdes y parque Humano San Borja; ampliación del GAM, y recuperación del Cine Arte Alameda, museos Violeta Parra-Mercedes Sosa e iglesias de la Veracruz, Asunción y San Borja.
Pero lo que más se celebró este 12 de febrero del 2041 fue el rediseño sin arrogancia de la ex-Plaza Italia, salvada del tráfico y donde se camina a gusto, gozando la riqueza de su emplazamiento, parques y gran escenario natural.
Decididamente, fue el triunfo de incluir a todos, procurando que el espíritu cívico de los ciudadanos primara por sobre los intereses individuales.
José Rosas V.
Arquitecto