Mañana, 25 de octubre del 2020, viviremos un hecho histórico nunca acontecido en su integridad desde 1810.
Por primera vez en la historia de Chile se les preguntará a los ciudadanos si quieren aprobar o rechazar una nueva Constitución. Eso no ocurrió en 1812, 1818, 1823, 1826, 1828, 1833, 1925 y 1980.
Por primera vez se nos preguntará si optamos por que esa nueva Constitución sea realizada por una Convención Constituyente de 155 ciudadanos, la mitad de ellos mujeres y un 10% de ciudadanos de pueblos originarios, o alternativamente una Convención Mixta integrada por 86 parlamentarios en actual ejercicio y 86 ciudadanos elegidos con los criterios anteriormente mencionados. Lo anterior, tanto en la elección del mecanismo como la integración de las personas que redacten con sus ponderaciones de género y de pueblos originarios, nunca ha ocurrido en la historia de Chile.
En tercer lugar, nunca una Convención Constituyente o Mixta ha tenido un plazo definido en la reforma constitucional aprobada para redactar la nueva Constitución en el máximo de un año de tiempo.
Por primera vez habrá un plebiscito de salida donde la Constitución redactada por los constituyentes será plebiscitada para que el conjunto de los chilenos vote si el trabajo efectuado se aprueba o se rechaza, las excepciones están en el plebiscito constitucional de 1925 cuando el Presidente en ejercicio, Arturo Alessandri, convocó a un plebiscito ratificatorio de esa Constitución que, sin embargo, tuvo el rechazo, vía abstención del 53% de los ciudadanos inscritos que acogieron el llamado de los partidos Comunista, Conservador y Radical a la abstención. No obstante, del 47% de electores que votaron la Constitución propuesta por el Presidente Alessandri, obtuvo una abrumadora mayoría. La segunda excepción es el plebiscito ratificatorio de septiembre de 1980 para ratificar o rechazar el proyecto de Constitución mencionado. Sin embargo, como es de público conocimiento, dicho plebiscito no cumplió con ningún requisito propio de una elección libre, es decir, se efectuó en estado de emergencia, sin partidos políticos, sin publicidad opositora, sin libertad de prensa, sin servicio electoral y en medio de una dictadura.
Hay que considerar además que todas las propuestas constitucionales y de participación en la elaboración de aquellas la hizo un reducido grupo de personas designadas por el Poder Ejecutivo, así como en 1828 fue redactada por 7 personas, lo mismo ocurrió en 1833, lo mismo ocurrió en 1925 con 15 personas y se volvió a repetir, como es sabido, en la Constitución de 1980 originaria.
Todo lo anterior hace de mañana el día democrático más importante en la historia de Chile, dada la convocatoria al ejercicio plebiscitario, la forma de elaboración de la nueva Constitución y el plebiscito ratificatorio.
Mañana será otro día en Chile y deberá abrirse a partir del triunfo del Apruebo y la Convención Constituyente, un nuevo pacto institucional, económico y social para la convivencia entre todos los chilenos por las próximas décadas.