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Domingo 18 de octubre de 2020
Tras la unificación monetaria, Cuba analiza fin de libreta de abastecimiento
Especialistas dicen que serán necesarias más acciones para reactivar la decaída economía de la isla.
La libreta de abastecimiento, instaurada en 1962 por Fidel Castro como mecanismo para asegurar el suministro y control de precios en Cuba, ha sido una de las estampas de la economía subsidiaria del país por casi seis décadas. Atravesando uno de sus momentos más críticos desde el período especial, el gobierno impulsa ahora estrategias postergadas que llevarán a la eliminación de esta histórica cartilla, aplaudida por unos y rechazada por otros, luego de que se ejecute la dilatada unificación monetaria en la isla.
“Tendremos que ir evolucionando, cuando nuestros mercados tengan otra situación, para ir suprimiendo la libreta”, aseguró el Presidente Miguel Díaz-Canel, sin especificar una fecha.
En Cuba, donde circulan el peso cubano (CUP), el peso convertible (CUC, paritario al dólar) y más recientemente el propio dólar, llevan años esperando por una unificación monetaria y cambiaria que ayude a oxigenar la economía, trabada por los desajustes que provoca esta trivalencia. Díaz-Canel confirmó que la unificación se llevará a cabo junto a otras medidas como una reforma de los salarios, las pensiones y los precios, que subirán para ajustarse a la inflación, y la eliminación de lo que el gobierno considere “subsidios innecesarios”. Aseguró que esto “destraba la mayoría de los temas”, mas “no constituye la solución mágica a nuestros problemas económicos y financieros”.
La cartilla es la vía a través de la cual los cubanos, indistintamente de su nivel de ingresos, adquieren lotes periódicos de productos básicos subvencionados, los cuales no son siempre suficientes para garantizar la alimentación y el aseo, por lo que deben recurrir a otras vías para cubrir sus necesidades.
“La ‘libreta' es un símbolo del modelo cubano, pero ya no cumple adecuadamente su función en una sociedad con crecientes niveles de desigualdad económica”, comenta a este diario el economista Ricardo Torres Pérez, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana.
Para muchos, sin embargo, su eliminación causa preocupación. “Significa una economía en la que tendrían que satisfacer sus necesidades utilizando solo moneda, una posibilidad que los asusta, porque sus salarios son tan bajos en comparación con las economías capitalistas y, según mis conocidos (en la isla), los precios se han triplicado en las tiendas”, señala Joseph J. González, especialista en relaciones cubano-estadounidenses de la Appalachian State University.
La unificación monetaria busca la desaparición del CUC, creado en 1994, para dejar solo el CUP, equivalente en estos momentos a 4 céntimos de dólar. Entre ellos, la relación es de 1 CUC por 24 CUP, tasa que se ha mantenido por 15 años.
Propuesta y postergada desde hace casi una década, la reforma se realizaría en el momento más crítico desde el período especial de la isla, cuya crisis económica se ha agravado por la pandemia, el endurecimiento de las sanciones de EE.UU. y la paralización del turismo, una de las principales fuentes de ingreso del país.
También, la caída de remesas y la incertidumbre frente a la unificación han hecho que el CUC pierda valor y se cotice a 1,5 por dólar en el mercado negro.
Así, desde octubre de 2019 el gobierno permite el pago con dólares en algunos locales, lo que ha ocasionado una “necesaria y no deseable dolarización parcial” de la economía, término que por primera vez enunció el jueves Díaz-Canel. A su vez, los cubanos demandan más dólares como mecanismo de ahorro.
“Estas medidas probablemente aliviarán los problemas económicos de Cuba, pero no los resolverán”, comenta González.
Para Richard Feinberg, autor de “Open for Business: The New Cuban Economy”, las reformas monetarias propuestas “son solo un primer paso”, pues “queda por ver si la burocracia estatal geriátrica tiene el coraje de abordar una gran cantidad de reformas urgentes, incluida la descentralización de las empresas estatales, la liberalización de la agricultura y la inversión en la autosuficiencia energética”.