No hay dudas que desde el punto de vista de la emotividad el encuentro entre Liverpool y Leeds en la primera fecha de la Premier League no decepcionó.
El 4-3 a favor de los campeones vigentes fue, para los que veían sin camiseta ni pancartas, un constante traspaso de sensibilidades, porque uno imaginariamente tendía a ponerse de lado del que parecía sobrepasado para ver cómo podía dar vuelta el destino.
Todo un placer culpable eso de estar de lado de los sobrepasados. Claro, al final que ganara el equipo de Klopp no fue sorpresivo. Es más o menos obvio (no una sentencia definitiva, eso sí) que ante un eventual equilibrio de fuerzas colectivas, termine primando el que posea mejores apuestas individuales. Y los Reds, claro, tienen más y mejores jugadores que Leeds. En eso no hay dos opiniones por mucho que el equipo de Bielsa también cuente con elementos de calidad.
Tampoco es sabio olvidar un elemento importante que se observó en Anfield: la cantidad de errores defensivos de uno y otro equipo que, al menos, facilitaron la batalla de goles.
La feligresía dura de Klopp y en especial la de Bielsa puede decir que la equivocación es casi un riesgo calculado y marginal. Que no importa porque, a la larga, contribuyen aún más a reafirmar sus conceptos de fútbol arriesgado y alegre. Klopp y Bielsa solo piensan en atacar. Y eso los hace diferentes.Mentira. No es así. Al menos no como parece indicar esta caricaturización ignorante e inepta en torno al pensamiento más profundo de ambos.
Sí, los dos apuestan a la intensidad, valoran el ataque como pieza angular de sus propuestas. Pero decir que no se preocupan de defender y de hacerlo bien, es simplemente no conocer el ideario que ellos mismo han esparcido. Defender, para ellos, no es meterse atrás, por supuesto. Pero sí es replegarse para recuperar la pelota cuando se pierde. Presionar para recobrarla. Marcar bien para evitar que el rival pueda provocarse opciones de gol.
Klopp enarbola hoy, como entrenador alemán moderno, tres conceptos defensivos esenciales: compactibilidad vertical y horizontal, posicionamiento y comportamiento colectivo con respecto al espacio, la pelota y al oponente que ataca.
Lo que se ha dado en llamar Gegenpressing es la fórmula de presión que Klopp ha utilizado con éxito en su carrera y aunque lo ha modificado en ciertos aspectos —en cuanto, por ejemplo, a la zona donde se realiza—, es parte esencial de su propuesta.
¿Y Bielsa acaso no tiene ideas similares? Por cierto. Aunque el DT rosarino dice que existen pocas variables defensivas, no por ello minimiza la importancia de impedir que el rival ataque. “El modelo ajeno que más me gusta es el Ajax de Louis van Gaal. Es decir, un equipo con flexibilidad para componer sus líneas de acuerdo a las exigencias del planteo del rival, en el momento de la recuperación”, señaló alguna vez el entrenador argentino.
Por eso, decir que ni a Klopp ni a Bielsa les interesó que sus equipos recibieran tantos goles es bien de despistado. Lo resintieron.
Para entender la grandeza de ambos DT, hay que leerlos completos.