Es indudable que la pandemia está teniendo efectos considerables en la situación económica mundial, generando una crisis sin precedentes. El impacto directo del covid-19 y de las medidas adoptadas para contenerlo se ha traducido en la destrucción de ciertos empleos o negocios, mientras otros han quedado “congelados” o “semicongelados”.
En este sentido, junto a un grupo de académicos e investigadores UC, hemos puesto a disposición del Ministerio de Hacienda —y publicado en la página web del Centro de Políticas Públicas— un diagnóstico sobre los sectores potencialmente más afectados por la pandemia y algunas condiciones que se requieren para volver al trabajo y reanudar en forma segura —y ojalá sin nuevas interrupciones— la actividad económica.
Por un lado, hemos identificado que los sectores más expuestos al riesgo de contagio por su concentración de trabajadores y alta proximidad física, son aquellos de servicios sociales y personales —como actividades de salud y enseñanza—, seguidos del comercio, y luego construcción. Más aún, algunos de estos sectores además tienen bajas posibilidades de realizar teletrabajo. Es en estos sectores donde se deben extremar las medidas e implementos que contribuyan a minimizar el riesgo de contagio.
Los protocolos de protección son claves y es un error creer que al relajarlos se favorecería una recuperación económica, pues es muy difícil que ello suceda en contextos de rebrotes que impliquen intermitente apertura y cierre de empresas. Ahora bien, la puesta en práctica de los protocolos y medidas preventivas tiene costos importantes para las compañías. La estimación para empresas de manufactura, comercio y construcción de hasta cinco empleados varía entre $94.970 y $135.557 por trabajador al mes, los que se reducen para empresas más grandes, pero siguen siendo considerables. Esto hace proyectar que, especialmente para las micro y pequeñas empresas, existirán barreras financieras para la implementación de estas medidas, poniendo en riesgo el funcionamiento de sus negocios.
Estas son cifras sustantivas que, si no se toman en cuenta, plantean limitaciones importantes a que otras medidas (tales como préstamos y políticas proempleo “tradicionales”) tengan los efectos esperados. Por ejemplo, una empresa que recibe un préstamo es poco probable que se expanda o pueda sobrevivir si es que no puede operar o puede hacerlo de modo acotado por los costos de las medidas de protección. Existe así un alto nivel de complementariedad. Es aquí donde se requieren políticas públicas que puedan ayudar a estas empresas con medidas como la entrega del subsidio “Continuidad del negocio”, implementado en Irlanda.
Es fundamental considerar que una de las condiciones esenciales para que la reapertura de las empresas sea efectiva es contar con un transporte público adecuado a la contingencia sanitaria, ya que es necesario asegurar que las personas puedan desplazarse en forma segura hacia sus lugares de trabajo, en especial para quienes no tienen la posibilidad de realizar trabajo remoto. El sistema de transporte público actual, en las grandes ciudades, hace muy difícil respetar el distanciamiento, por lo que es fundamental contar con medidas alternativas: cerrar calles para peatones en ciertos sectores de las ciudades, fomentar el uso de la bicicleta, incentivar el transporte colectivo privado y aumentar la velocidad de los buses. El MTT anunció un plan en esta línea, pero es necesario conocer sus detalles, las magnitudes involucradas y la coordinación de las diferentes iniciativas. En particular, se requiere incorporar medidas que apoyen a las empresas en planes de transporte para sus trabajadores.
Finalmente, es recomendable que todas las empresas cuyos empleados puedan realizar trabajo a distancia lo hagan, dado que esta modalidad permite minimizar el riesgo de contagios, tanto en los lugares de trabajo como en los traslados, y también reducir algunos de los costos que implica la adecuación de los espacios laborales para cumplir con las medidas preventivas.
Hacer todos los esfuerzos para asegurar que los trabajadores puedan realizar sus labores tranquilos y que las empresas no vuelvan a cerrar es la única forma en que lograremos reimpulsar la economía para los duros meses que vienen.
Francisco Gallego
Instituto de Economía UC y J-PAL LAC
Ignacio Irarrázaval
Centro de Políticas Públicas UC