El Mercurio.com - Blogs : El riesgo como excusa
Cartas
Martes 30 de junio de 2020
El riesgo como excusa
Señor Director:
En la carta “El riesgo como excusa”, publicada el sábado, planteo algo obvio, aunque en ocasiones ausente al discutir reformas: los costos importan, y los beneficios también. Además, reparo en el peligro de que grupos particulares impongan sus intereses al todo, ya sea para forzar sus preferencias, por ejemplo ideológicas, o para mantener prebendas.
En una respuesta publicada el domingo, que agradezco, el señor Fernando Claro reclama porque, según señala, mi análisis significaría que “la gente que pondere riesgos y beneficios, pero encuentre resultados netos esperados negativos sería gente tonta —o mentirosa, consciente o inconscientemente”. Reconozco haber releído mi carta procurando hallar la base para su conclusión, sin éxito.
Insisto, el asunto es trivial: debemos considerar tanto los costos como los beneficios sociales de las reformas. Pero no lo hacemos siempre. De hecho, la OCDE nos ha criticado reiteradamente por no tener un sistema explícito y estructurado de evaluación de políticas públicas. El que hay es parcial y enfocado en lo ex ante, omitiendo la revisión tras ser implementadas.
El debate actual sobre si permitir o no que el Banco Central —autónomo desde 1989— compre bonos estatales indirectamente, a través del mercado secundario, ilustra. Esta materia debe ser analizada en su mérito, con toda la evidencia disponible, y sopesando si sus riesgos (una eventual captura del instituto emisor por parte del Poder Ejecutivo) son o no excesivos, en comparación con sus beneficios (entregarle herramientas monetarias para influir en las tasas largas y aumentar la liquidez en el mercado financiero). En esto, coincido con las declaraciones de Mario Marcel, presidente del Banco Central y vocero de su Consejo, y del economista Ricardo Caballero, entre otros, que han apoyado una reforma de este tipo. Aunque ello, por cierto, no garantice que esta termine beneficiándonos. Eso solo el tiempo lo dirá.
Finalmente, los desafíos que he señalado no son novedosos, y constituyen, por ejemplo, parte de la tesis del libro “Por qué fracasan los países”, de Acemoglu y Robinson. No asumirlos es necio y, por lo conocidos, inexcusable.
Raphael Bergoeing