A solo un año de su debut en Chile, CorpArtes vuelve a traer a la compañía británica 1927, cuyo estilo de trabajo —que fusiona animaciones digitales, representación teatral y música en vivo, en un lenguaje que evoca al cine de la época muda y el cómic de gráfica expresionista— es algo único que merece ser visto por su elaborada estética y ejecución tan virtuosa como exacta.
En enero pasado mostró “Animales y niños se toman las calles”, una prodigiosa maravilla que data de 2010. Ahora nos visita con “Roots” (“Raíces”), su última propuesta estrenada en mayo pasado en Estados Unidos, entre tanta gira apenas su cuarta creación específicamente teatral desde que el colectivo surgió hace 12 años (aunque realizó otras obras en ópera, performance y cine).
Con una sola gran pantalla en medio del escenario (“Animales…” usó tres) y narradores en off más letreros de película muda subtitulados en castellano, anuncia en los primeros minutos una colección de cuentos breves y chistosos sacados de la tradición oral que reformula, provenientes de “un tiempo más simple”, dice. Sigue un desfile de 13, quizás 15 relatos independientes entre sí, con componentes jocosos o mágicos, extravagantes o vodevilescos, de algunos minutos de duración los más cortos; diez los más largos. En ellos resuenan resabios de cuentos de hadas u ogros, de fábulas y leyendas del acervo popular que quizás hemos oído alguna vez, los cuales son —se puede decir— el crisol en que se forjaron nuestros patrones culturales más enraizados. Por ejemplo, las jerarquías de género (el machismo y la subordinación de la mujer al hombre) y sociales.
Los cuatro performers con rostro blanqueado interactúan gestualmente con las imágenes delante de la pantalla y a veces aparecen en recuadros de esta. A diferencia de “Animales…” en blanco y negro, aquí 1927 deja a ratos ingresar el color y también experimenta con diseños abstractos. Sin explicación, uno de los cuentos es hablado en francés. La música tocada a la vista suena unas veces alegre y dulzona; otras, áspera e inquietante. El tono general, engañosamente candoroso, reserva giros sumamente crueles, en ocasiones perversos, y hasta francamente amorales. Sin ser malévolo e insidioso como en su carta de presentación, este espectáculo igual no es recomendable para niños pequeños.
El problema es que para disfrutar de “Raíces” no hay que haber visto antes su debut local. Provee a quienes ya se sintieron asombrados por los méritos del grupo, la impresión de un ejercicio de estilo en el que el equipo echa a la parrilla todos los recursos formales que domina hace rato. En cambio, su dramaturgia —harto liviana y poco sustanciosa— no desarrolla una historia que comience, progrese y concluya. Se limita a desplegar una serie de viñetas demasiado sencillas y esquemáticas, un mosaico de fragmentos sin conexión ni mayor impacto, todos además de índole bien similar. Esto hace que el conjunto deje gusto a muy poco y se pueda olvidar sin culpa apenas terminan los aplausos.
CorpArtes. Hoy y mañana, a las 20:00 horas.