La leyenda de Drake como el ícono de la era digital y del pop del nuevo milenio, además de multiventas alrededor del mundo, tiene un inicio que a nivel comercial ya cumplió una década. El artista canadiense de 32 años -rey Midas de la industria musical actual- publicó en febrero de 2009 su tercer mixtape llamado "So Far Gone", el primero que logró aparecer en los listados de popularidad, cobrando una notoriedad inusitada con el que comenzó a escribir su historia. Y que por motivo de su aniversario fue publicado en plataformas como Spotify y Apple Music.
En un año particularmente revelador para el género urbano -Jay-Z, Eminem, Raekwon, J Cole o KidCudi se adjudicaron algunos de los mejores discos de la temporada-, el actor de "Degrassi" tuvo su propia epifanía desde la sencillez de una conversación con uno de sus amigos más cercanos, donde se dio cuenta de lo irrespetuosos e insolentes que estaban siendo al referirse a las mujeres. "¿Nos estamos convirtiendo en los hombres de los que nuestras madres se divorciaron?", le preguntó su compañero, en una frase que hizo que terminara por verse a sí mismo.
Lejos de convertirse en un hombre deconstruido, Drake utilizó todas esas memorias post-adolescentes que estaban acumuladas en su cabeza para darse cuenta de que a sus 21 años solo buscaba algo de dinero y un poco de sexo. Experiencias que no lo hacían llenar el vacío, pero de las que ciertamente requería para formar una actitud que lo hiciera ganarse el respeto de sus pares y, de paso, un lugar en el movimiento, en el que había que roncar fuerte y hacerse de más amigos que de enemigos para destacar y no morir en el intento.
De esa forma, el músico escribió historias donde la princesa de cuento de hadas era una stripper (algo que repetiría The Weeknd algunos años después con "Lonely star") o sobre su excesiva fijación por los lujos o las trampas que le tendió el pasado y de las que pudo salir para vestirse de estrella. Eso sí, tal como lo conocemos hoy, ya se movía entre las sombras de la noche como un galán empedernido que prometía cielo y tierra sabiendo que sus encuentros amatorios no durarían más que lo que demora el amanecer.
"So Far Gone", por otra parte, fue musicalmente predictivo. Drake apostó por las melodías introspectivas de atmósferas construidas desde los teclados y sintetizadores, precisas y minimalistas, en una estrategia que sus colegas de la nueva generación como Travis Scott o Playboi Carti han armado y desarmado para llevarla al siguiente nivel -incluso en el pop urbano latino, desde Bad Bunny a Paloma Mami, esas influencias alcanzan atención-. Además, la inclusión de Lykke Li o Peter, Bjorn and John, protagonistas del género alternativo de finales de los 2000, fue tomada como un riesgo decisivo en la comunión de los sonidos que aparentemente poco tenían que ver entre sí.
Al final, de las strippers y las botellas de champaña no se ha olvidado, solo que a eso puede sumarle su amor no correspondido por Rihana o una canción como "In My Feelings" que dio paso a un viral de internet. El rapero de hoy no es muy distinto al que conocimos antes. Lo que sí cambió fue todo lo que vino después.