SI QUIERE COCINA LO MÁS PARECIDA A LA DISPONIBLE EN TAILANDIA , el Thai Isan le ofrece una buena oportunidad: el numeroso personal de cocina y el que sirve es tailandés. Habrá inevitables pequeñas diferencias debido a la naturaleza de algunos insumos (las cebollas chilenas, por ejemplo, son mucho más fuertes que las de otras partes del mundo). Y en cuanto al picor, su ferocidad en Tailandia es tan grande (o mayor, dicen) como en México pero, al cabo, todo es cuestión de costumbre: en Thai Isan le ofrecen 7 grados de picante, y nosotros elegimos el grado 1. Amantes, como somos, del picor, que estimula la lengua, nos pareció perfecto. Hay quienes eligen el 2 y aun el 3, pero pensamos que no hace falta, a menos que tenga Usía la lengua tan estragada que ya casi no sienta los sabores, en cuyo caso pierde el tiempo yendo a restoranes.
Los platos que catamos fueron todos bien hechos, a nuestro parecer; bien presentados y todos venían con su ensaladita, que apacigua y refresca. Los camarones sate ($5.500), como 7 u 8 en pinchos, venían estupendamente fritos y con una salsita espectacular de maní, como para comerla sola. Los springrolls (cuatro grandes, $4.900) llegaron con una fritura un poco más gruesa que lo acostumbrado pero perfectamente seca, con buen relleno y una salsita agridulce de lo más sentadora. Terminamos prefiriéndolos a otros rolls thai que hemos comido en plaza.
Luego de este muy buen picoteo, seguimos con un pad thai mixto ($6.900) que nos pareció un poco demasiado agridulce en comparación con otros que hemos conocido, en un estilo que nos resultó novedoso, con su cucharada de maní molido que hacía un buen contraste con la blandura de los fideos de arroz. Bien frito el tofu y buena cantidad de diente de dragón para equilibrar la textura del plato. El keawwan ($6.500), curry verde con pollo, zapallo italiano, albahaca fresca y leche de coco, con su arroz aglutinado ( glutinous rice ) en punto justo de aglutinamiento, fue un plato delicioso, bien equilibrado, aromático. Y el pad pi jing de carne de vaca ($7.500) fue un salteado de carne bien delgada, con salsa soya thai , jengibre, champiñones y cebolla: un guiso muy bueno, liviano, de sabores suaves, acompañado también de arroz aglutinado.
No hay más que dos postres, lo que nos pareció muy pobre: la consabida tapioca con leche de coco ($2.000 por un bol de buen porte) y un curioso "helado frito" ($4.500), consistente en bolas de helado congelado arrebozadas y luego fritas.
Al irnos supimos que, fuera de la carta (brevísima) había otros platos, como sopas tailandesas, cebiches thai , etc. Lástima que no informen al público de estas tentadoras posibilidades. Puede uno llevar su propio vino, que es descorchado ahí. Solo aceptan efectivo o transferencia. Resumen: muy recomendable.
Thai Isan, Huérfanos 2460, 9 8710 3846.