ESTA PELÍCULA SE SOSTIENE SOBRE UN DESARROLLO de perfecto manual, con los ingredientes de un clásico que ha sido filmado por abajo, por arriba y por el costado, muchas veces.
"Green book: una amistad sin fronteras" sigue un modelo digno de ser imitado y lo hace sin complejos ni vacilaciones, a sabiendas de los clichés y lugares comunes, porque el paisaje repetido no le incomoda ni estorba, al contrario, lo que quiere es recrear una vieja historia alentadora, ejemplar y además basada en hechos reales.
En un país intolerante y con el racismo en las costumbres y la ley -el Estados Unidos de 1962-, un hombre blanco y otro negro se dejan guiar por los nombres y direcciones de un librito delgado: "The Negro Motorist Green Book", un texto para viajeros escrito por el cartero Víctor Hugo Green, con las direcciones de los lugares que atendían y recibían a gente de color, tanto hoteles como bombas de bencina y restaurantes.
Emprenden una travesía desde Nueva York y se internan por el sur profundo del país, hasta Alabama, para luego regresar al punto de partida y no en cualquier fecha, sino en el día de Navidad.
Una road movie , entonces, que cuenta la historia de conocimiento y amistad entre dos colores y roles que parecen trastocados para esa época: Tony "Lip" Vallelonga (Viggo Mortensen) es el blanco ítaloamericano glotón, parlanchín y bruto que ha sido mozo y guardaespaldas en el nightclub Copacabana, que por remodelación estará cerrado por unos meses, y en ese período busca trabajo y aparece el puesto de chofer.
El pasajero es el pianista negro Don Shirley (Mahershala Ali), doctor en música y un solitario de vestimenta extravagante, culto y snob, que vive en los altos del Carnegie Hall entre colmillos de elefantes, un trono africano y piezas arqueológicas, y con un sirviente de origen indio.
Los antiguos hermanos Farrelly, hay que decirlo, habrían hecho papilla con sus comedias ácidas a estos personajes: al paquetón de Tony Lip y a su familia entera, y al estirado intérprete cuyas presentaciones en un trío, entre paréntesis, son exclusivas para la élite local y rica del sur profundo.
Los Farrelly se han separado, y Peter, el hermano un poco mayor de 62 años, acomete desde la orilla opuesta con una película alentadora y constructiva que no pierde el humor, tampoco el ritmo del viaje y se apoya en un par de sólidas actuaciones, imprescindibles para una película con dos protagonistas.
Tony Lip, con su hablar de lado y kilos extras, es un personaje rudo e inculto, pero sabe dónde está parado y por eso se conoce a sí mismo y al país donde vive.
Don Shirley, desde las alturas de su piano y conocimiento, divisa un horizonte más bien borroso con su raza, identidad y condición triste y solitaria.
Los actores responden.
El guion sabe lo que quiere y a dónde va.
La película es de ida y vuelta por el reino de lo políticamente correcto.
"Green book". EE.UU., 2018. Director: Peter Farrelly. Con: Viggo Mortensen, Mahershala Ali, Linda Cardellini. 130 minutos. T.E.