BLACK MIRROR LO HACE OTRA VEZ. La alucinante serie de ciencia-ficción de Charlie Brooker estrenó en Netflix un capítulo especial, con un salto inesperado: un relato "interactivo", en que el espectador tiene el poder de tomar decisiones por su protagonista. Con un relato apasionante que se va armando a punta de bifurcaciones que lleva a todo tipo de destinos, desde unos frustrantes callejones sin salida, hasta los giros más inesperados y autorreferentes que se han registrado en esta serie, lo cual es decir bastante. Cuenta la historia de Stefan, un adolescente en los 80 enfrentado a la titánica tarea de programar un juego basado en un libro del tipo "Escoge tu propia aventura". Y si bien todo parece ser un detalle somero, pronto descubrimos que la serie ha decidido hacer, de su forma, su fondo, con un protagonista que empieza a caer en una inevitable locura cuando se da cuenta de que alguien más está tomando decisiones por él, en medio de agobiantes reflexiones sobre los universos paralelos, la lógica del videojuego y la "ilusión" del libre albedrío. Con la sensación de un destino que no se puede evadir y una novedad que no se agota gracias a las múltiples capas en la locura del protagonista. Y aunque es difícil emitir un juicio muy específico, pues todo depende de la paciencia y las (malas) decisiones de cada uno, la frescura de la propuesta y lo bien que usa los recursos del
streaming (y el poder del control remoto) hacen de este capítulo un ejercicio admirable, con momentos de genialidad que llevarán al espectador/jugador no solo a sentirse como un sádico titiritero, sino que además a verse apuntado con el dedo por una ficción que nunca antes había merecido tan bien la descripción del "espejo negro". Para perderse en ella.
En Netflix.