El Mercurio.com - Blogs : Reinserción de privados de libertad
Editorial
Martes 18 de diciembre de 2018
Reinserción de privados de libertad
La experiencia de esta iniciativa de reinserción laboral muestra una vez más que la innovación valiosa en este ámbito no proviene necesariamente del Estado.
Uno de los grandes desafíos de toda sociedad es reinsertar socialmente a las personas que se han visto privadas de libertad. Hay dos problemas mayores con esta tarea. Por un lado, no es una alternativa que tenga grandes beneficios políticos y, por tanto, los gobiernos suelen postergarla frente a otras necesidades. Por otro, la evidencia comparada muestra que hay muchos programas que fracasan y que cuando tienen éxito son difíciles de escalar, es decir, cuesta pasar de una experiencia controlada a programas de carácter más masivo.
Una experiencia de la Cámara Chilena de la Construcción que se realiza a través de la Fundación Cimientos permite un mayor optimismo respecto del éxito potencial de iniciativas de reinserción laboral. En diez años de funcionamiento, han trabajado con mil 800 personas que perdieron la libertad, con el objetivo de reinsertarlas. Un estudio realizado por la Corporación Empresa y Sociedad, perteneciente a la misma organización gremial, estima que por cada peso que se invierte en el programa de reinserción laboral que realiza dicha Fundación, la sociedad obtiene un beneficio de 6,3 pesos. Ellos provienen, entre otros factores, del menor gasto en seguridad, del menor costo que significa la mantención de una persona privada de libertad y de los ingresos que deja de obtener esta última persona.
En esta iniciativa, una gran parte de los recursos proviene de la propia Cámara Chilena de la Construcción y otros son aportados por el Estado a través del Sence. Clave en el éxito de esta experiencia, que significa un desembolso de cerca de seis millones por persona, es el acompañamiento que se hace de los beneficiarios. Pero también hay que reconocer el compromiso de alrededor de 50 empresas que han aplicado esta iniciativa de manera sistemática. Sin este último ingrediente, es muy difícil que programas de esta naturaleza sean exitosos.
Este es un aspecto complejo de escalar. Con todo, y a propósito de la convocatoria que ha hecho el ministro Alfredo Moreno para abordar el mapa de la vulnerabilidad (Compromiso País), puede haber una interesante ventana de oportunidades para efectivamente escalarla. Esa invitación mostró que las empresas están disponibles para invertir en buenos proyectos sociales, y este tiene algunos elementos que permiten colocarlo en esa categoría.
Por cierto, hay que estudiar con más profundidad las características de las personas privadas de libertad en las que este programa ha funcionado mejor. Como ha habido experiencias fallidas, para mejorar la eficiencia y efectividad de la inversión, se vuelve necesario saber quiénes tienen mayores probabilidades de éxito y, asimismo, probar con otras alternativas para las personas en las que la intervención regularmente falla.
Junto con ello, hay que reconocer que las intervenciones con mayores posibilidades de éxito son aquellas que tienden a minimizar los comportamientos riesgosos de las personas. Ellas se abordan mejor cuando impactan tempranamente en los niños y jóvenes con riesgo de caer en la delincuencia. Una combinación virtuosa de programas de esta naturaleza es un buen pronóstico para reducir en forma significativa las cifras delictivas en un país como el nuestro.
Esta experiencia muestra que iniciativas bien diseñadas, incluso en el caso de problemas complejos, cuentan con un claro horizonte de éxito. Con todo, hay que reconocer que existen muchos programas que atacan problemas complejos y que no alcanzan ningún éxito. De ahí la importancia de innovar en los programas sociales y estar muy abiertos a que sean distintas instituciones las que experimenten con ellos, y luego se elija a aquellos más efectivos y eficientes. No se puede olvidar que alrededor de siete de cada 10 programas sociales que desarrolla actualmente el Estado tienen una evaluación insatisfactoria. Los resultados de esta iniciativa de reinserción muestran una vez más que la innovación valiosa en este ámbito no proviene necesariamente del Estado. Hay, por tanto, que estar abiertos a distintas experiencias.