"Molly Sweeney, ver y no ver" presenta a una persona ciega a la que su marido lleva a aceptar ser operada por un gran oftalmólogo. La intervención resulta exitosa y Molly Sweeney puede llegar a ver. Sin embargo, las consecuencias obligan a pensar que el resultado no fue el esperado. La obra propone revisar las nociones sobre incapacidad.
En la producción participaron 50 personas relacionadas con temas de inclusión. La música es interpretada por la Orquesta Nacional de Ciegos, miembros de la Compañía de Teatro de Ciegos LUNA pusieron sus voces para las grabaciones "en off". En cada función hay lugares preferenciales para ciegos y se les entrega un audífono que les permite escuchar la descripción de espacios y acciones. Se han dispuesto maniquíes que reproducen el rostro, el cuerpo y el vestuario de los actores para que las personas ciegas los puedan tocar antes de la función e imaginar mejor sus acciones. Cuenta con el apoyo del Senadis, Servicio Nacional de la Discapacidad.
La obra se incluye así dentro del gran movimiento actual sobre inclusión y propone una revisión de lo que entendemos por discapacidad. ¿Una persona que no ve es discapacitada? Molly Sweeney piensa que ella no lo es. Por el contrario, ha tenido una vida plena, su mundo funciona en la forma en que ella lo necesita. Desde muy niña su padre la guio para que construyera su propio mundo. Sus percepciones son complejas y ricas. Piensa que al nadar tiene un placer más intenso que el que tienen las personas que ven. Acepta la operación porque ve el enorme interés que tiene su esposo, pero ella misma no tiene mayores expectativas.
Brian Friel distribuye la acción en una secuencia de monólogos en que cada uno de los tres personajes nos muestra directamente lo que piensa. Pocas veces son diálogos. Esos monólogos nos van mostrando diferentes capas de la situación y podemos comprender que las razones del marido y del médico incluyen motivos personales no tan altruistas.
En muchos sentidos, Alessandra Guerzoni está al centro de esta obra. Ella la vio en Italia y quiso traerla a Chile, compró los derechos y ha organizado toda la producción. En su actuación evita el estereotipo del ciego incapacitado y actúa su ceguera solo con leves matices en el andar y el mirar. El dominio de sí misma y la seguridad que el Dr. Rice admira en Molly están claramente en su actuación. Diego Casanueva, en su papel de Dr. Rice, muestra con propiedad la ambivalencia de este gran cirujano oftalmólogo, quebrado en su interior por su ruptura matrimonial y que ve en este caso la posibilidad de recuperar su prestigio perdido. Por su parte, Carlos Ugarte, en el papel de Frank, el esposo, muestra los rasgos de este hombre impulsivo, que entra a proyectos interesantes sin saber bien por qué y que luego los abandona también sin una razón muy clara.
Omar Morán ha dirigido la obra con clara conciencia de que es más que una dirección teatral. Ha incorporado una narración paralela que se entrega a través de audífonos a los ciegos que asistan; ha dado especial relevancia al sonido con recursos técnicos como el empleo de diferentes canales para la música que interpreta la Orquesta Nacional de Ciegos; ha empleado al comienzo largos minutos de completa oscuridad para colocarnos en la situación en que recibirán la obra las personas ciegas, y nos deja al final otra vez en completa oscuridad como un recurso dramático para acentuar la situación a que ha vuelto Molly Sweeney. Junto a Rocío Hernández han dado amplitud y elegancia al espacio con el empleo de cortinas en las que se proyectan grandes imágenes que a veces apoyan los parlamentos y en otras proponen climas con sugerencias visuales propias.
Un punto en el que se insiste en la obra es que su marido lleva a Molly a esta operación porque de todos modos "no tiene nada que perder", y eso puede parecer verdad, pero al final llegamos a comprender que sí tenía mucho que perder: todo su mundo construido a través de sus algo más de cuarenta años de vida.
"Molly Sweeney, ver y no ver" no es una obra para ciegos, está dirigida a los que vemos, nos dice que ver no es comprender, que cada uno construye su mundo, que llega a ser su propio ser. Lo que Molly ahora ve le destruye lo que ella sabía de sus amigos, de su entorno, de su profesión. El médico lo comprendió mejor y al irse le pide perdón por haberle fallado. Su esposo, que llegó a ella por su belleza física, realmente nunca la vio.
"Molly Sweeney, ver y no ver",Autor: Brian Friel
Director: Omar Morán Reyes
CorpArtes, Rosario 660, Las Condes,
Hasta el 21 de octubre.