En su columna del jueves, Miguel Yaksic, ex consejero del consejo consultivo del gobierno anterior, criticó la reforma migratoria, pero al hacerlo omitió varios puntos que son relevantes de aclarar. Por ejemplo, sobre la visa de oportunidades, nos parece que contraviene derechos de los trabajadores el incentivar una visa de trabajo para adultos mayores como solicita. Sobre la crítica al acceso a internet no comenta que la visa de oportunidades se puede solicitar presencialmente en el consulado, y nuevamente omite que en Haití el Gobierno de Chile tiene una oficina con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) justamente para ver temas de visados, en ese caso visado humanitario, por lo que su crítica parece una construcción disociada de la realidad. A su vez, no considera que la nueva ley que discutimos en el Parlamento crea una visa para trabajadores temporeros, que justamente se hace cargo de aquellos que no tienen un oficio profesional o técnico, con la diferencia de que ahora entran con un carnet de identidad, de manera de buscar proteger sus derechos laborales y facilitar su inclusión en materias de salud, vivienda, bancarización y otros.

Sobre las acusaciones que realiza en materia normativa, es importante aclarar que en ninguna parte se ha cuestionado el debido proceso; es más, se refuerza en las indicaciones de la ley, y el interés superior del niño está plenamente definido y garantizado en la ley. Sobre las expulsiones, toda propuesta de garantizar una frontera segura para nacionales y extranjeros está justificada en el Derecho Internacional, por lo que sorprende esta crítica ideológica, sin fundamentos, que más obedece a una posición política del ex director del Servicio Jesuita Migrante que una realidad de la política migratoria propuesta por la actual administración.

Sobre la integralidad de la política migratoria, confunde el rol del Ministerio del Interior con el rol del Ministerio de Desarrollo Social y con el Consejo de Ministros, que es el que define la política migratoria de forma transversal y está en discusión en el Parlamento, y no comenta sobre las iniciativas de la recientemente creada área de Convivencia y Territorio del Departamento de Extranjería, que justamente ayuda a coordinar la política social y que tiene como medidas en este segundo semestre concursos de innovación pública, en colaboración con otras instituciones, y el proyecto del Museo de las Migraciones, entre otros.

Finalmente, es bueno recordar que justamente durante la administración anterior Chile alcanzó su máximo histórico de migración irregular. Más de 250.000 personas estaban sin documento de identificación o permiso para trabajar en Chile, como demuestra el proceso de regularización extraordinario. Adicionalmente, hoy nos encontramos con más de 17 causas por tráfico y trata de personas, con más de 160 víctimas, por lo que la situación actual es bastante precaria respecto de este tema. Nos llama la atención la fuerza con que se defiende el statu quo , con la lógica de un derecho al ingreso irrestricto que no está consagrado en ningún tratado internacional, más allá de las preferencias políticas e ideológicas del autor de la columna. Es momento de dejar los prejuicios injustificados y la posverdad de lado, para buscar mejorar la calidad de vida de los migrantes que residen en nuestro país y garantizar una migración segura, ordenada y regular, tanto para el extranjero que viene a Chile como para el país que lo recibe.

Álvaro Bellolio
Jefe del Departamento de Extranjería y Migración