Tiene la última película de Fatih Akin, un prestigioso y premiado director alemán de origen turco, una mecánica de relojería que divide la historia en tres capítulos -"La familia", "Justicia" y "Al Mar"- cuyas duraciones van decreciendo a medida que avanzan y se aproximan al final.
Es una película que parte en el barrio de San Pauli por el puerto de Hamburgo, una zona antigua y tradicional por muchas razones, por la vocación portuaria, por sus señas de barrio rojo y por una población de emigrantes de tantas razas, pero sobre todo la turca.
Katja (Diane Kruger) se enamoró y se casó en la cárcel con un presidario y un traficante de drogas de tez morena y pelo negro y largo: Nuri (Numan Acar). Un hombre turco que cumplió su condena y se rehabilitó y quizás todo esto fue por él, pero también por su esposa alemana y por Rocco, el hijo que tuvieron.
Nada fue fácil en ninguna de las familias y para eso están los padres de uno y de otro, con tiempo para recriminar y culpar a Katja, una mujer con tatuajes en su cuerpo y el último es un samurái.
El primer capítulo, entonces, es sobre una familia de origen alemán y turco, pero más precisamente sobre sus restos y lo poco que quedó.
En la mitad y en el capítulo del centro, se desarrolla un largo juicio bajo los techos de la corte y con el ritual de testigos, abogados que interrogan y algún testimonio médico y estremecedor que detalla con precisión quirúrgica el daño que provoca una bomba casera. Es la explosión y luego los centenares de clavos y esquirlas que saltan disparados para desgarrar y mutilar. Y luego un policía experto en delitos terroristas, describe lo que queda de esas víctimas: "Ya no son personas".
En el banquillo de los acusados una pareja de jóvenes alemanes, integrantes de un grupo neonazi, gente que asesina inmigrantes sin culpa y con alevosía, porque creen desde un comienzo y cuando aún están vivos, lo que dice el policía: no son personas.
El episodio final transcurre en Grecia y bajo el sol, las playas y el calor del país.
Este es el capítulo de la resolución y el que le da sentido a la película, porque todo lo subrayado, unívoco e indudable se diluye.
Lo que existía en los capítulos previos -el caso y las evidencias, el juicio y el dictamen- se desmorona y licúa. Nada es fácil, no hay certezas y no existe un solo juicio.
Katja desolada y débil en un país extraño, donde no es claro su plan y tampoco el camino.
Las dudas sobre el desenlace, son las de la protagonista que en este trance tan peligroso puede ser víctima o victimaria o ambas cosas a la vez.
Depende de la cantidad de ira o de las porciones de venganza.
Depende de la confianza en la justicia, tanto en la terrena como en la divina.
Si el mecanismo de la película es la relojería, en este tramo se escucha el tic tac de la desesperación y la violencia. La respuesta es con alternativas, miles de alternativas.
Y por eso el título: "En pedazos".
"Aus dem nichts". Alemania-Francia, 2017. Director: Fatih Akin. Con: Diane Kruger, Numan Acar. 106 min.