Jennifer Fox es una premiada documentalista que decidió hacer su primera película "de ficción" con esta producción original de HBO. Y las comillas son porque esta es una historia autobiográfica que explora un episodio que terminó definiendo su vida completa: Y es que siendo una niña, Jennifer empezó a frecuentar la casa de su instructora de equitación, donde conoció lo que en su infancia interpretó como un primer amor, pero que en la adultez comprende fue mucho más que eso. Mucho más. Es una película elegante de narrativa fina y detallista, que es tanto la reconstrucción de un pasado abandonado como de un personaje que recién cerca de los cincuenta años empieza a entender quién es realmente, manejando a la perfección los saltos temporales y las ocasionales "entrevistas imaginarias" que la protagonista hace a los demás involucrados. Con una Laura Dern excepcional (como siempre) y un relato crudo que no le hace el quite a ningún tabú, Fox usa todas sus herramientas audiovisuales para plantar al espectador en los zapatos de una víctima de abuso sexual no solo durante dicho abuso, sino también en toda la vida que hay por delante. Y nos obliga, de paso, a pensar en qué tipo de historias nos contamos a nosotros mismos, y por qué. Ojalá que sus dos nominaciones al Emmy (Mejor Película y Mejor Actriz) la lleven a ser vista por la mayor cantidad de gente posible, porque más que buena o mala, es una película absolutamente necesaria.
Película. 2018. Sábado 4 de agosto por HBO.