Señor Director:

Proyectos de vivienda económica como el propuesto por la Municipalidad de Las Condes, localizados en lugares de alto acceso a oportunidades y de calidad de vida en general, son un ejemplo que se debería replicar en otras áreas urbanas, por lo que su definición debería responder a un plan integrado de transporte y uso de suelo para todas las áreas metropolitanas de Chile.

Proyectos como este no solo permiten que familias de menores ingresos accedan a mejores oportunidades, incentivando una sociedad menos segregada, sino que, de hacerse masivamente, contribuirán a que gocemos de ciudades mucho más eficientes desde el punto de vista de la movilidad. Hemos permitido que las ciudades se desarrollen generando bolsones de alto ingreso, con las más altas tasas de motorización. Sus residentes causan congestión en otras áreas de la ciudad al mismo tiempo que se resisten a la necesidad de ceder espacio vial prioritario al transporte público. Esto a pesar de ser muchas veces los lugares donde se concentran los destinos de los viajes de personas de menores ingresos.

La mayor mezcla de los actores de la sociedad en un territorio permite que los destinos de los viajes queden más cerca de sus orígenes, requiriendo desplazamientos más cortos y sobrecargando menos al sistema de transporte (tanto público como privado). Adicionalmente, al acercar a hogares más vulnerables a sus lugares de trabajo, se les abre a aquellos un abanico mucho más amplio de alternativas de movilidad, permitiéndoles optar por modos como la caminata o la bicicleta, que no son factibles para distancias muy largas.

Una ciudad compacta es algo deseable por su eficiencia en lo económico y su sustentabilidad ambiental. Una ciudad compacta e integrada contribuirá además a acercarnos un poco más a la tan anhelada, y cada vez más esquiva, sustentabilidad social.

Ricardo Hurtubia
Juan Carlos Muñoz
Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus)