Sin un villano no hay historia, han coincidido algunos de los más grandes creadores de relatos en el cine, y como si la vida fuera una película, "Luis Miguel", la serie de Netflix sobre el cantante mexicano, posee el mejor villano 2018: "Luisito Rey", el inescrupuloso padre del artista que maestramente interpreta el español Óscar Jaenada en esta producción que, domingo a domingo, mantiene en vilo a los nostálgicos y nostálgicas de los mejores tiempos del baladista latino.
Seguramente consciente de que este tipo de biopic inspiradas en cantantes de la región, como esta misma producción y otras como "José, José", son el eslabón perdido entre los viudos de las teleseries y el hambre por el melodrama con sabor latinoamericano, "Luis Miguel: la serie" juega a ganador con la escalada de traiciones y mentiras de Luisito Rey: este patriarca obsesionado con el éxito de su hijo y que, por lo menos hasta ahora, se ha movido en dos tiempos de manera paralela: tanto en el pasado infantil del Luis Miguel, donde se le ve calculador, así como en su "presente" juvenil, cuando la sombra de este padre se va tornando cada vez más siniestramente oscura hasta alcanzar ribetes de grandiosidad melodramática.
Operando con la misma lógica adictiva de un culebrón de la vieja escuela y de la vieja televisión, pero con la producción y lujo artístico que da Netflix y el presente del streaming , el ecosistema de "Luis Miguel: la serie" es abono nutritivo para que surja el atractivo poder oscuro de un personaje inolvidable. Este melenudo padre de origen español, timador y capaz de robar un encendedor de oro a su víctima con completa calma, aunque haya sido descubierto en su timo, es el papel que el talentoso Óscar Jaenada necesitaba para demostrar que lo que había hecho antes no era un accidente. Ya había sorprendido en 2005 cuando fue el cantaor de flamenco José Monge en "Camarón", y luego cuando revivió a Cantinflas en 2014, en la biografía fílmica homónima.
"Luis Miguel: la serie" es buena, sin duda. Pone el esfuerzo y talento en darle cuerpo y alma al ídolo en formación, este Luis Miguel a cargo del talentoso Diego Boneta. Pero cuando la historia muestra su peor lado, este villano de lujo que respira gracias a Óscar Jaenada -sin duda el premio al malo más malo en lo que va de 2018-, todo se pone mejor. Mucho mejor.