El catalán Juan Antonio Bayona, frente a una de las superproducciones de la industria de Hollywood, logró hacer algo difícil y arriesgado, porque en vez de protegerse y ampararse bajo la inercia de la serie, sacó adelante una historia con tintes diferentes que respiran desde su propia filmografía: "El orfanato" (2007), "Lo imposible" (2012) y "Un monstruo viene a verme" (2016).
Durante el inicio, la película se extiende inevitablemente por la burocracia y papeleo que implica una saga.
Introducción con secuencia acuática y espectacular, para que luego aparezca el guión y explique, haga la posta, inserte y ajuste.
Sigue existiendo un millonario, Benjamin Lockwood (James Cromwell), dueño de la isla, el palacio y empresa, donde los perversos, a la corta y larga, siempre son los ejecutivos o los asesores o los parientes.
En la pareja de protagonistas, la misma de la película previa -Owen (Chris Pratt) y Claire (Bryce Dallas Howard)- se reproduce el rol de ex empleados de la corporación que para una segunda aventura, y tal como está escrito, son renuentes y dudan, pero por supuesto que se embarcan.
También se introduce al mercenario de turno, Ken Wheatley (Ted Levine), cuyo encuentro con Indoraptor -bestia híbrida y feroz- es inolvidable, debido a la mala costumbre del soldado de fortuna: arrancarle un diente a cada dinosaurio que captura.
La película está engarzada por un histórico de la saga, el matemático Ian Malcom (Jeff Goldblum), que ante una comisión, y más bien frente a los espectadores, desarrolla las lecciones de Jurassic Park para el mundo actual, donde todo parte con un dilema: dejar que una especie desaparezca o convivir con ella. Algo que le da carne, renovación y discurso a la historia, porque la conecta con la protección al medio ambiente, el cambio climático y las propuestas animalistas.
En "Jurassic World: el reino caído" hay dos mundos maravillosos y así son filmados: la isla Nublar, con sus selvas, playas, volcán y aventura formidable, y la fortaleza del millonario Lockwood, con sus torres magníficas, enormes habitaciones, profundos subterráneos e intrincados escondrijos.
La misión de J.A. Bayona, se diría, es destruir ambos escenarios, como si uno fuera un símil de Disneylandia y el otro un enorme palacio corrupto por la corte, los magos, la tecnología y por una subasta entre adultos donde se respira capricho, competencia y morbosidad.
Así que los sueños infantiles de lugares maravillosos y encantados pueden pasar a mejor vida, porque el director no deja piedra sobre piedra.
Sobre la destrucción de ese imaginario, lo que viene a continuación es reemplazar lo viejo y asumir la responsabilidad, y por eso una niña como Maise (Isabella Serman), nieta del millonario, es la que se atreve, toma la decisión y asume el desafío del nuevo mundo: vivir y morir con dinosaurios.
"Jurassic World: Fallen Kingdom". EE.UU.-España, 2018. Director: J.A. Bayona. Con: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Rafe Spall. 128 min. TE+7.