Alguna gente se preguntará ¿por qué tantas loas por un mero pedazo de carne? Y la respuesta es: porque hacerla a punto y que esté blandita es di-fí-cil. Lo saben los parrilleros, lo intuyen los carnívoros. De hecho, conseguir un buen insumo ya es un logro. Por eso mismo es que darse el gusto de una cita en La Cabrera va por ese lado: por refocilarse y glorificar algo que se ve simple, pero que no lo es. Porque llegar a untar el pan en el juguito es algo que pocas veces ocurre fuera de la casa (chao pudor).
En fin. Primero llegan unos pocillitos con purés y escabeches varios (unos ajos en vinagreta mortales), junto a la panera. Y para empezar un par de empanadas de carne molida (es la media porción, $3.500) que llenan. Buenísimas, con un agua mineral y una copa de vino ($3.500, servida de la botella en la mesa, bien).
Luego, dos cortes de carne al punto que se pidieron: apenas hechos. ¿Han suspirado al comerse un pedazo de animal? Bueno, así ocurrió, porque una entraña ($19.900) y un bife de chorizo médium de 400 gramos ($18.900) exigieron puro silencio y mastique. Lentitud. Goce. Acompañados de más pocillitos con otros sabores, unas mayonesas, un mini chucrut y una ensalada surtida de porte medio, todo lo que, respondió tras ser consultado el mozo, se le conoce como "lupa". ¿Por qué? No lo sabía, pero es -para quien no conozca el local madre, argentino- una de las marcas de fábrica de La Cabrera.
Tal vez lo único a corregir sea una puerta de entrada rústica francamente incómoda. Y también hay que hacerse una suerte de champú mental para usar esas servilletas/paño de cocina, pero en fin. Con los tiempos muy a punto, algo feliz porque en redes sociales ha habido sus reproches, fue imposible llegar al postre. Como recomendación, vaya directo por la carne (que puede acompañar con una ensalada de rúcula y parmesano, a $7.900), y evalúe a posteriori. O dese el gusto con una buena variedad de entrantes, entre embutidos artesanales y las magníficas empanadas.
No es una picada, pero la carne -en esta experiencia- no tuvo pérdida. Ni el jugo. ¿Entonces?
Alonso de Córdova 4263, Vitacura. 932361687.