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Editorial
Lunes 21 de mayo de 2018
Enfoques Internacionales
"Para los observadores de la política de México es notorio que cada ataque de Trump al país inflama los sentimientos nacionalistas que solo benefician a López Obrador, un líder que ha sido camaleónico, 'jabonoso', según la prensa, y que muchas veces ha cambiado su discurso de acuerdo con el contexto...".
Trump le hace el juego a AMLO
Desde la campaña presidencial, Donald Trump ha tenido a México en la mira de su política exterior. La inmigración ilegal y la renegociación del NAFTA siguen siendo sus prioridades en la relación bilateral, las que han adquirido mayor relevancia en los meses previos a cruciales elecciones en ambos países. Con sus exabruptos, Trump ha impulsado indirectamente la ventaja del candidato populista Andrés Manuel López Obrador, AMLO, quien, si resulta elegido, podría ser el futuro Presidente de México con quien negociaría la solución de ambos asuntos.
La semana pasada, Trump indignó a los mexicanos al referirse a los migrantes como "animales", y aunque luego aclaró que no se refería a todos los que cruzaban la frontera, sino solo a los miembros de la pandilla Mara Salvatrucha, no logró calmar los ánimos de quienes consideran que, ilegales o no, los que buscan vivir en Estados Unidos tienen derechos humanos que deben ser protegidos. "Cuando nuestros tatarabuelos llegaron a EE.UU. no eran 'animales', y estas personas tampoco lo son", resaltó el senador demócrata Chuck Schumer.
La nueva provocación de Trump está en línea con lo que siempre ha pensado acerca de la afluencia de "latinos" a su país, y que expresa el sentimiento de una parte de los electores que votaron por él en 2016. Sin embargo, su iniciativa legislativa sobre inmigración no ha tenido éxito, y otra para construir el muro fronterizo no ha prosperado porque los congresistas rechazan financiar ese proyecto. Es poco probable que la Casa Blanca consiga la aprobación, al menos en esta legislatura.
En el tema de la renegociación del NAFTA -otro compromiso de su campaña presidencial- se ha avanzado, pero no lo suficiente como para que sea firmado antes de las elecciones mexicanas y aprobado por el Congreso antes de su renovación en enero, cuando asuman los legisladores elegidos en noviembre.
Si EE.UU. no consigue un acuerdo durante este mes -lo que se ve muy difícil por los temas laborales, sobre los automóviles y de la propiedad intelectual, además de que busca imponer una cláusula de caducidad que requiere revisión cada cinco años-, Trump podría encontrar más complicaciones para renegociar con el futuro presidente mexicano que, según las encuestas, sería AMLO.
Aunque ha moderado bastante su discurso para calmar a los empresarios y a los inversionistas extranjeros, el candidato de izquierda nacionalista no es muy proclive a hacer concesiones en el NAFTA. Su asesora en temas económicos es una egresada de Harvard que hace lo posible por reducir los temores de políticas proteccionistas, de nacionalizaciones o expropiaciones en un eventual gobierno de AMLO, y asegura que no está en el programa salirse del NAFTA. Aun así, los negociadores del actual gobierno mexicano preferirían tener listo el nuevo texto antes de las elecciones del 1 de julio. Trump, en cambio, apuesta como siempre a jugar con las expectativas y amenaza incluso con salirse del tratado (cosa que no es tan fácil, pues requeriría la anuencia del Congreso).
Para los observadores de la política de México es notorio que cada ataque de Trump al país inflama los sentimientos nacionalistas que solo benefician a López Obrador, un líder que ha sido camaleónico, "jabonoso", según la prensa, y que muchas veces ha cambiado su discurso de acuerdo con el contexto. En esta etapa que lidera por amplio margen las encuestas, AMLO ha adoptado una postura menos confrontacional, buscando posicionarse como figura "presidenciable", que tenga credibilidad y dé confianza.
Cataluña en compás de espera
Con gran moderación, Mariano Rajoy ha aceptado la investidura del nuevo President de Cataluña, Quim Torra, aun cuando no estuvo representado en la ceremonia, a la que fue invitado solo un funcionario de bajo rango. La moderación de Rajoy se debe a que espera que Torra actúe dentro de la Constitución, pues, en caso contrario, se verá obligado a aplicar las disposiciones legales vigentes. Se ha negado a activar preventivamente el artículo 155, que interviene el govern , como lo pidió el líder de Ciudadanos, mientras el nuevo Ejecutivo no cometa ilegalidades.
Torra ha actuado como "subrogante" de Carles Puigdemont, el fugado y ahora detenido líder independentista catalán que no pudo ser nombrado en ausencia, y está a la espera de la decisión de la justicia alemana sobre su extradición.
La moderación de Rajoy también se ha manifestado en la aceptación en principio de un diálogo con Torra, no antes, eso sí, que el líder catalán forme su gobierno. El President envió una misiva pidiendo conversar sin condiciones ni límite de tiempo, pero en la que reafirma su intención de ser "fiel a la expresión" del referéndum de octubre, rechazado por el Tribunal Constitucional. La advertencia en este sentido es que no habrá conversaciones si nombra en su gabinete a personas encarceladas por transgredir la Constitución.
Rajoy también ha sido prudente al conversar con los principales partidos políticos españoles, y así presentar un frente unido ante una eventual nueva crisis que desate las decisiones de Torra y su gabinete.
Si el diálogo se activa, hay que abrigar esperanzas de que, a pesar de su retórica exasperada, los independentistas tengan el realismo político suficiente como para debatir el estatus de Cataluña reconociendo que solo representan a una parte de los catalanes, y que no pueden tomar decisiones irreversibles, que comprometan a toda la comunidad.