Lo paradójico es que el actual Colo Colo necesita más de Esteban Paredes que Esteban Paredes de Colo Colo. Lo que parece un juego de palabras, en realidad es un indicativo de que según el actual estado de las cosas, el club no puede prescindir del delantero récord. Es el único que le garantiza poder de gol, el único hombre de área que preocupa verdaderamente, el único capaz de ganar un partido solo, y con certeza quien más gente congrega en el Monumental, o dicho de otra manera, por quien mayor cantidad de público pagaría una entrada por ir a verlo jugar.
Es cierto que el goleador suele asumir un rol de salvador como si no le gustara serlo, o que la mayoría de las veces no se atribuye la importancia que tiene, más por respeto a sus compañeros que por una cuestión de seguridad en sí mismo. Pero en el epílogo de su carrera, Paredes ha alcanzado un estatus único por mérito propio, superior incluso a lo que puede entregar el talento consolidado de su equipo. Eso habla extraordinariamente bien de sus facultades individuales y no tanto de la potencialidad de Colo Colo. Pero nadie hoy puede dudar de que el equipo albo es uno con Paredes y otro sin él, situación que no es comparable con ningún otro miembro del plantel.
El tema de fondo justamente es ese: ¿por qué Paredes, en el ocaso de su exitosa trayectoria, sigue siendo un recurso tan escaso y exclusivo para un club que debiera tener refuerzos sustitutos o herederos de la cantera alba? La respuesta primigenia es la obvia: porque en un contexto de excelencia, Paredes es un tipo anómalo por su alta calidad. Es, por definición, un hombre récord. Entonces, encontrar a alguien que lo reemplace es hoy en día una opción impagable para el fútbol chileno, tan improbable como esperar a que vuelva a aparecer otro Paredes dentro de una o dos décadas.
La eficaz longevidad de Paredes es la condena más dulce que puede tener el Cacique. No lo obliga (ni permite) a buscar una alternativa en la medida que se mantenga el estado de gracia, y cuando este termine, habrá un más que razonable tiempo de agradecimiento al delantero como para jubilarlo con honores y probar nuevas fórmulas. Paredes otorga la recíproca comodidad de ser un jugador prácticamente intocable, aunque desde mañana no convierta ni un gol más por Colo Colo.
Pese a que nadie se lo imaginó cuando llegó al club casi cumpliendo 30 años, Paredes ya es parte de la historia alba. Se sumará a la legión de honorables que encabezan "Chamaco", Caszely, "Cua Cuá" Hormazábal o el mismísimo David Arellano. Lo que cabe preguntarse es si alguna vez en su larga historia Colo Colo necesitó de ellos tanto como hoy el Cacique necesita a Paredes.