Esta película de Lucrecia Martel fue uno de los estrenos más esperados del año pasado, desde luego en Argentina, porque llevaba al cine la novela cumbre de Antonio di Benedetto (1922-1986), y además era una carta cierta para los festivales mayores y una nominación segura al Oscar como Mejor Película Extranjera, donde su país, por cierto, la presentó.
Además era su primera película después de "La ciénaga" (2001), "La niña santa" (2004) y "La mujer sin cabeza" (2008).
Y a la vuelta de una década y a diferencia de las anteriores, "Zama" estaba ambientada en la América de finales del siglo XVIII, donde el protagonista, Diego de Zama (Daniel Giménez Cacho), asesor letrado de la administración, malvive sus días fronterizos y los cuenta desesperado, porque su único deseo es abandonar la periferia y regresar al centro, a la ciudad de Lerma, donde se podrá reencontrar con su esposa Marta e hijos.
La paradoja es que la espera fue en vano en ambos casos, para don Diego y para la película: el funcionario español nunca fue trasladado y tampoco "Zama" fue nominada a los Oscar ni tampoco distinguida en los grandes festivales.
No bastó el peso de la obra de Martel, tampoco los buenos deseos ni las enormes expectativas de la crítica, porque una filmografía es la suma de películas distintas y no los capítulos de una serie. Es una suma irregular por naturaleza que se compone de obras distintas, autónomas e independientes.
Lucrecia Martel es una directora de vuelo autónomo y propio, pero "Zama" es inferior a cualquiera de sus títulos anteriores, quizás porque no está en su sitio matriz: gente cómoda de provincia, culpas de clase, secretos inconfesables y la vida será burguesa y de terror, pero siempre se puede salir adelante.
O quizás porque en la comparación siempre habrá películas inevitables: "Aguirre, la ira de Dios" (1972) y "Fitzcarraldo" (1982). O una más cercana y decidida: "El abrazo de la serpiente" (2015), de Ciro Guerra.
La película sigue la angustia de Zama que no consigue el traslado, mientras pierde posiciones de poder y se diluye su rol y autoridad por unos caseríos aplastados por el sol, el abuso y las corrupciones.
Es una zona fronteriza tan lejana que incluso la identidad se esfuma entre los días de calor húmedo y la inutilidad de la conquista.
El paso final es la locura y la violencia. Es cosa de esperar.
Quizás sea la puesta en escena de "Zama" lo que finalmente conspira contra la película. La frialdad del ensayo, la tesis a flor de piel y la cuidada representación pictórica, superan y sujetan a la historia contante y sonante, que solo hacia el final se mueve y suelta.
Es una película con más reflexión cerebral que aventura colonial.
Sería injusto calificar a "Zama" como una decepción, pero no es lo que en el fondo se suponía y quería.
La gran película de Lucrecia Martel, por lo tanto, aún no aparece.
La otra alternativa es pensar que ya apareció, pero hace años.
Argentina-Brasil-España, 2017. Director: Lucrecia Martel. Con: Daniel Giménez Cacho, Lola Dueñas, Mattheus Nachtergaele. 115 min. Mayores de 14.