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Editorial
Miércoles 25 de abril de 2018
Débil formación cívica
Ha aumentado el interés por estudiar pedagogía, pero el desafío es contar también con programas que formen a los profesores de manera integral.
La pérdida de valor que habría experimentado entre los estudiantes el diálogo y la negociación como medio para conseguir un objetivo es una preocupante señal de las debilidades en la formación cívica escolar.
La complejidad que implica el mejoramiento de la calidad de la educación queda en evidencia en el análisis de los resultados de las investigaciones encargadas de medir y evaluar los niveles de aprendizaje. En efecto, los datos que entrega el segundo ciclo del Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS) dan cuenta de la señalada disminución de la valoración entre los estudiantes del poder del diálogo y la negociación como medio para conseguir un objetivo.
Esta baja en los índices se podría atribuir a la desconfianza transversal que ha afectado a las instituciones en general, y en particular a la actividad política. Sin embargo, se constata la dificultad que enfrentan algunos profesores para abordar contenidos relativos al marco constitucional, al sistema político y a otros temas concernientes a nuestro ordenamiento interno. El rol del profesor resulta crucial en la transmisión del respeto a los valores republicanos, ya que la relación maestro-alumno permite formar en los estudiantes comportamientos y actitudes que contribuyen a la convivencia ciudadana.
La formación cívica implica la entrega de contenidos relativos a nuestro sistema político y social, pero también requiere de programas que incluyan actividades en las que haya espacio para desarrollar habilidades tendientes al trabajo en grupo, el intercambio de opiniones, la argumentación y negociación para alcanzar un objetivo común. Ello requiere de profesores capacitados en las técnicas pedagógicas correspondientes, lo que plantea un desafío para las universidades, cuyos programas -muchas veces- no están suficientemente orientados a formar a los futuros docentes -especialmente en ciertas áreas- en el manejo de aspectos relativos a la toma de decisiones, la interacción social y la reflexión en torno a temas de la actualidad.
Una serie de medidas, como la Beca Vocación Profesor, impulsada por Elige Educar, y otras iniciativas orientadas a valorar el trabajo docente -y el mejoramiento de las condiciones salariales con la implementación de la Ley de Carrera Docente- han permitido despertar un mayor interés por la pedagogía para quienes egresan de la educación escolar. Eso se ha reflejado en un aumento considerable en los postulantes y en los seleccionados para dichos programas, así como en un alza en los puntajes de ingreso a las universidades, permitiendo atraer a estudiantes más preparados para enfrentar con éxito los estudios superiores. Sin embargo, el desafío es contar con una oferta de programas de pedagogía de alto nivel académico, en los que los futuros profesores de las diferentes áreas reciban una formación integral, y particularmente aquellos que optan por las humanidades y las ciencias sociales, de manera de revertir los actuales resultados y conseguir formar a las futuras generaciones en el espíritu cívico que toda sociedad requiere para una real convivencia democrática.