La selección chilena femenina y su lucha por ganar y clasificar han tenido tanta prensa como el
rating que ha logrado Chilevisión: uno de los más altos en lo que va de año, y solo superado por el Festival de la Canción de Viña.
Unas transmisiones donde Fernando Agustín Tapia se esfuerza por mantenerse profesional e imparcial, algo notorio y notable cuando se trata de comentar a una selección nacional.
Los partidos no se ven solo por el fútbol que practica la Roja o las bondades técnicas de sus integrantes, porque al equipo le cuesta armarse, trasladar la pelota, tejer jugadas y funcionar coordinadamente.
Christiane Endler, portera, capitana y la gringa del curso, fue decisiva en el empate con Colombia y dijo que era el partido que necesitaba, porque llegó a todas, salvó un par de tiros a bocajarro y fue figura.
Era consciente, con esas declaraciones, que en los encuentros previos no fue responsable de ningún gol, pero tampoco fue más allá de sus fuerzas y no rompió la barrera de lo posible. Y en el fútbol, claro, todo es posible. Quizás no es frecuente, pero es posible.
A eso se enfrenta esta selección.
¿Qué tienen Su Helen, Yessenia, Carla, Claudia, Yanara o Maryorie?
¿Por qué la gente las sigue, quiere y algo más: las respeta?
No es solo por el fútbol que practican ni porque sean enormes jugadoras. Eso es el oficio de estos años, pero ya pasará. Es porque son señoritas o señoras que se ven en todo Chile: en las universidades, en alguna feria tirando un carrito, sentadas en el metro, recorriendo un
mall o participando de una marcha.
Mujeres sencillas y normales, donde ninguna posee cuerpo de atleta ni se rige por las medidas viejas y clásicas del 90 - 60 - 90. En absoluto, porque ellas son tan modernas y actuales que mezclan los nombres en español con los importados y adaptados.
¿Qué tienen Natalia, Yesenia, Rocío, Ámbar, Geraldine o Francisca?
Esas chilenas de a pie y cotidianas, con la camiseta de la selección, son mujeres que corren y sudan con lo invisible y superior: espíritu de lucha, orgullo femenino y dejar las tiritas de piel en la cancha.
Aunque no sean las más altas ni las más técnicas ni las más veloces.
Es una selección con una nube limpia y amateur en las alturas, incluso con algo irracional, donde la calidad, el juego y lo que se despliega son datos secundarios.
El dato esencial es que todo es posible. Y a eso se enfrentan.
En esas condiciones, los resultados, números y estadísticas pasan a un segundo término.
Hoy domingo 22 de abril parecen decisivos, por supuesto, pero eso viene y se pasa.
Lo que no pasa es el motivo por el cual la gente enciende la tele, se emociona, las quiere y las ve.
Esa gente ya lo sabe: son las mejores.