La serie parte mostrando a Sandro en un estado de salud deplorable. Con la clásica bata roja, y ayudado por oxígeno para respirar, se le ve tras bambalinas dirigiéndose hacia un escenario. Entonces su voz en off anuncia que a quien le interese su vida debe saber que "he sido amigo en Valentín Alsina, amante en Nueva York y enemigo en mi propio cuerpo", mientras la escena retrocede en el tiempo para mostrar la historia cronológica de Roberto Sánchez, el protagonista de "Sandro de América".
La producción, que arrasa en rating en Argentina y debutó el lunes en Canal 13, se inspira en el libro homónimo de Graciela Guiñazú. Una historia donde no hay un padre en el psiquiátrico, una madre ausente o una infancia en un internado, como en la exitosa serie sobre la vida de Juan Gabriel, pero que tiene a un protagonista con una personalidad tan atractiva que le da fuerza a cada escena, más aún a aquellas en que el protagonista se enfrenta a sus padres y a una historia de precariedades.
"Sandro de América" cuenta, además, con una muy buena recreación del Buenos Aires de los sesenta, un excelente trabajo de fotografía y de look de personajes y, sobre todo, con un Roberto Sánchez joven y en sus etapas adultas muy bien interpretado por los actores Agustín Sullivan, Marco Antonio Caponi y Antonio Grimau.
En el primer capítulo, Roberto, a años de convertirse en Sandro, aparece como repartidor de vinos y alumno de un colegio del que lo terminan echando por su falta de interés en los estudios. Una situación que lo distancia del padre, que solo quiere que trabaje y gane plata, pero que lo acerca a la mamá, quien entiende que invierta sus pocos ahorros en comprarse ropa, mientras sueña con bailar y cantar como su ídolo, Elvis Presley.
Los primeros capítulos de la serie fueron editados por Canal 13, principalmente en las escenas exteriores, pero la producción se mantiene inalterable. Muestra el recorrido del joven Roberto aprendiendo a tocar guitarra en bares, armando su primera banda, "Los de fuego", y sus penosas primeras presentaciones en público. Todo hasta que en una actuación cualquiera, el joven Roberto saca al Sandro que lleva adentro y comienza a construir su carrera.
El resto de la producción precisamente desglosa esa historia. Muestra al padre, ya rendido ante la rebeldía del hijo músico, comprándole una guitarra e instándolo a ser el mejor. El Sandro mayor se mira al espejo y hace algunos comentarios en algunas escenas que se intercalan perfectamente con la historia central donde la interpretación de Sullivan logra traspasar la energía del músico y consigue dar con los tonos, los tiritones y los movimientos pélvicos que hicieron tan famoso al ídolo.
Rating
Promedia 6,8 puntos, pero ha ido en aumento. El lunes marcó 5,8, el martes 7,1 y el miércoles 7,4 puntos.