No es un descubrimiento, pero parece que hace falta reiterarlo para que no sea olvidado a la hora de cualquier análisis: para que un entrenador triunfe, o al menos tenga posibilidades de hacerlo, su discurso es fundamental. Más, incluso, que su conocimiento o su eventual obsesión táctica.
La historia así lo certifica. El holandés Rinus Michels, considerado por la FIFA como el mejor entrenador del siglo XX (en algo que la FIFA acierte...), tuvo la capacidad, justamente a través de la claridad de su discurso, de diseñar un sistema, establecer un emblema y construir un concepto -conocido simplemente como "Fútbol Total"- que lo hicieron no solo merecedor a los reconocimientos, sino que, esencialmente, lo catapultaron a la eternidad futbolera como gran arquitecto del modernismo del juego (Cruyff, Bielsa, Guardiola y Van Gaal son sus benditos seguidores).
Y es que el discurso, lo que dice un DT y cómo lo dice, resulta fundamental para que los jugadores puedan rendir en la cancha no solo individualmente, sino que también en forma colectiva. Toda propuesta técnica requiere, además de conceptos luminosos, una forma de expresión tal por parte de quien lidera para que puedan traspasarse así las siempre duras barreras que los futbolistas imponen, en especial por su habitual sensación de que la técnica lo es todo.
Claro, saber llegar con ideas y buenas razones se confunde a veces con tratar de envolver sofisticadamente una serie de sensaciones vacías (y que en fútbol se denominan ordinariamente como "verso"), pero en lo esencial hay que saber que el buen discurso se puede evaluar a través de las repuestas que se observan en la cancha.
Tal es el ejemplo que hoy está dando el español Beñat San José en Universidad Católica. El entrenador cruzado no ha impuesto, en su comunicación permanente con sus dirigidos, idearios inalcanzables ni metáforas inconducentes, sino que ha tratado de imponer (tal como quedó reflejado en declaraciones de uno de sus jugadores) la concepción de que para ganar y obtener resultados lo fundamental es saber aprovechar el material con el que se cuenta. Pragmatismo le llaman a eso algunos. Inteligencia y buen juicio dicen los que entienden de qué se trata el tema...
San José sabe que en el actual momento de la Católica lo fundamental no es buscar ideales o formatos populares, sino que establecer simplemente un modelo que se adecue a las características de los jugadores que tiene. Incluso más: como ha pasado en estas seis fechas del torneo nacional, el entrenador español ha privilegiado la búsqueda del desarrollo individual por sobre el ejercicio de la variante táctica colectiva. Así lo prueba, por ejemplo, el tremendo crecimiento que ha tenido José Pedro Fuenzalida en estas primeras semanas de competencia, quien, de sempiterno y ya gastado externo por la derecha, se ha reconvertido en eficaz lateral y en un interesantísimo proyecto de volante mixto que será, seguramente, el puesto con el cual enfrentará el último tramo de su carrera.
La voz de Beñat San José repercute hoy en el camarín de la UC, porque su discurso suena claro y, por cierto, realista. Por tanto, convence. Y es asumido como propio.
Es la lección que hoy está dando el equipo puntero, el de puntaje perfecto, el que mejor juega, aunque a muchos les cueste asumirlo.