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Editorial
Lunes 22 de enero de 2018
México en precampaña
La ONG Human Rights Watch alerta en su último informe de que el mayor riesgo de victoria populista en elecciones este año existe en las presidenciales de México. Ahí, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) lidera los sondeos, sobre los candidatos del PRI y de una alianza entre el PAN y el PRD.
Como en México no hay segunda vuelta, quien gane la mayoría simple el 1 de julio se quedará con la Presidencia; por eso, con varios candidatos en liza, las posibilidades de AMLO esta vez son reales.
Aun cuando todavía están designados como precandidatos, el izquierdista AMLO (23,6%), José Antonio Meade (oficialista, 20,4%) y Ricardo Anaya, de una inédita coalición de derecha e izquierda (PAN y PRD, 18,2%), ya se sienten ungidos como representantes de sus sectores. Para cuando comience la verdadera campaña electoral, el 30 de marzo, Meade y Anaya (los principales contendores, pues varios independientes no marcan bien todavía en las encuestas) tendrán que mejorar sus rendimientos si quieren dejar atrás a AMLO y el riesgo populista.
La posibilidad de una gran coalición -"todos contra AMLO"- no se puede descartar, pero por ahora no se vislumbra en el horizonte político, y mientras los otros dos candidatos no caigan significativamente en las encuestas, sería difícil que se retiraran de la contienda.
Meade tiene la carga del gobierno de Enrique Peña Nieto, y su déficit en seguridad y en temas de corrupción le pesará ante el electorado, a pesar de los buenos resultados económicos. Según un reciente informe del Banco Santander, los indicadores macroeconómicos muestran una clara fortaleza, en un "entorno internacional complejo", gracias a las reformas estructurales que "han dado un marco institucional más flexible y competitivo". Pero eso no se ha reflejado en apoyo a Meade; en cambio, las fichas van por el lado de AMLO, a quien mucho beneficia el discurso xenófobo de Donald Trump y sus políticas proteccionistas, en contra del NAFTA.
El fenómeno de AMLO, que está por tercera vez buscando la Presidencia, se enmarca en la ola populista de izquierda que en Gran Bretaña representa Jeremy Corbyn, y en Estados Unidos, Bernie Sanders, líderes de edad madura, que han reflotado ideas de los años sesenta y buscan materializar políticas que parecían sepultadas con el fracaso de experiencias estatistas tanto en Europa Oriental como en América Latina.
Con todos los matices, especialmente en cuanto al liderazgo joven, en la misma oleada está Podemos en España, que después de gran éxito, pasa por un mal momento político.
Quedarse o no quedarse ya no es la cuestión
Con las negociaciones sobre el Brexit preparadas para reanudarse en febrero, han resurgido opiniones favorables a la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea, aun cuando el gobierno de Theresa May ha sido categórico sobre la decisión de cumplir con el resultado del referéndum que les dio la victoria, por cuatro décimas, a quienes apoyaban el retiro.
Las declaraciones de uno de los gestores de la campaña a favor del Brexit, Nigel Farage, que alentó la posibilidad de un segundo referéndum, fueron las causantes de declaraciones de personeros de la UE que abrían la puerta a un cambio de opinión de los británicos. Con el correr de los días, se hizo patente que Farage más bien quería reforzar su postura, pues dijo que esperaba que el resultado fuera aun más contundente, y por lo tanto irreversible.
Los problemas que enfrenta Londres en su camino al divorcio de Europa son múltiples, y eso quedó en evidencia la semana pasada en la reunión que tuvo May con el Presidente francés, Emmanuel Macron, en la que intentaron resolver temas prácticos, como los controles fronterizos en Calais -para los cuales May inyectará recursos-, y de defensa. Durante febrero deberían reanudarse las conversaciones de Londres con Bruselas, sobre el período de transición, luego que en diciembre llegaran a un acuerdo sobre los montos a pagar para el divorcio, y otros que no fueron fáciles de aceptar para los británicos. Y en abril, se espera comenzar las tratativas más complicadas: las relaciones posteriores a marzo de 2019, fecha de la desvinculación definitiva de la UE.
Para esas negociaciones, Londres quiere resolver el tema del comercio. ¿Será un acuerdo de libre comercio o la permanencia en el mercado común europeo? Ese dilema será el nudo de las negociaciones. Los europeos prefieren que Gran Bretaña mantenga sus contribuciones a cambio de las condiciones generales en el comercio, pero Londres se niega a mantener acuerdos de libre tránsito de personas, que es el punto clave de rechazo a la UE. Los 27 que se quedan en la UE no están proclives a darle los beneficios del grupo sin las responsabilidades que implica la membresía.
Después del Brexit, Gran Bretaña pretende permanecer como centro financiero de la Unión Europea, pero la sede de la Autoridad Bancaria Europea -una entidad independiente que supervisa la actividad bancaria en la UE- se trasladará a París, de acuerdo con una votación llevada a cabo en diciembre pasado. Con ese duro golpe al corazón de la City , su futuro como principal centro financiero de la UE y mundial es incierto.
Si pueden leerse ciertos gestos como señales hacia el futuro, quizás el anuncio de Macron sobre el préstamo del tapiz de Bayeux para ser exhibido en Londres podría considerarse un primer paso para evitar confrontaciones en el área comercial, y profundizar la cooperación en otras, como la defensa y la seguridad.