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Editorial
Lunes 22 de enero de 2018
Destitución en el INDH
La destitución del director del Instituto Nacional de Derechos Humanos ha puesto de relieve algunas potenciales imperfecciones de una institución de alto valor para Chile.
La destitución del director del Instituto Nacional de Derechos Humanos, INDH, ha puesto de relieve algunas potenciales imperfecciones de una institución de alto valor para Chile. Según lo han expresado los consejeros que votaron a favor de la exoneración, las razones que los impulsaron a adoptar la medida fueron de carácter administrativo, pues según la ley le corresponde al director del instituto dirigirlo desde ese punto de vista. Asimismo, las atribuciones del Consejo para proceder con el despido figuran en su reglamento y establecen que deberá ser aprobado por una alta mayoría "en una sesión extraordinaria citada especialmente al efecto". Pese a lo anterior, la decisión tomó por sorpresa al depuesto director, quien la calificó de intempestiva y declaró sentirse desinformado acerca de las causas que la motivaron. Más aún, señaló que posiblemente estas tengan que ver con las polémicas internas que se han arrastrado ya por algún tiempo y que se centran en las investigaciones en torno a posibles violaciones a los derechos humanos de los niños del Servicio Nacional de Menores, Sename.
No es posible asegurar que el abogado encargado de dirigir el INDH haya tenido las competencias necesarias para conducir administrativamente esa institución. Puede recordarse, sí, que él había sido nombrado por los mismos consejeros que lo han destituido, lo cual no hablaría bien del estudio de sus calificaciones para asumir el cargo. Más aún, su explicación se presta para la polémica, pues justamente el instituto por vez primera estaba examinando las anomalías observadas en el Sename y tanto la forma como la oportunidad del despido se prestan para esa interpretación. Complica las cosas el hecho de que la nueva directora, nombrada inmediatamente después, sea directora ejecutiva de una corporación que es un organismo colaborador del Sename. Aunque después de su elección hubiera renunciado a ese cargo, como se insinuó, dadas las circunstancias conocidas de la pérdida de confianza en las instituciones que se ha observado en el país, que en particular se extiende sobre todo lo que guarde relación con los menores del Sename, el cambio de director no pareció una decisión prudente ni suficientemente informada.
Las reacciones de los diputados y otros dirigentes no han sido favorables a esta permutación de cargos. Han dicho al respecto que no se conocen detalles, ni razones, ni fundamentos de la remoción, y lo han calificado como un hecho que "reviste evidentes caracteres de ilegalidad". Se ha hablado de pedir una sesión especial de la Cámara de Diputados para aclarar las circunstancias que llevaron al Consejo a tomar la determinación.
El INDH tiene una estructura original bastante única. En él se constituye un Consejo de personas relevantes en el campo de los derechos humanos, que se comprometen a trabajar en una sesión a la semana como máximo, pero deben elegir entre ellos al director que deberá desempeñarse a tiempo completo en una tarea administrativa importante. Puede asegurarse que los candidatos a ocupar dicha función son muy pocos. En otras entidades similares, junto al Consejo, que tiene un presidente, existe una secretaría ejecutiva que se hace cargo del grueso de la gestión de las tareas. Es posible que la ley que creó el INDH haya propiciado condiciones que dificulten su administración y debería ser revisada.
La destitución del director del Instituto Nacional de Derechos Humanos ha puesto de relieve algunas potenciales imperfecciones de una institución de alto valor para Chile.