La nostalgia puede traer sus réditos y, en este caso, actualizar la vieja caricatura de Walter Lantz (de los años 40) sobre este delirante pájaro carpintero puede ser un ejercicio para buscar "viejas" nuevas ideas y productos en un mercado infantil avasallado por los superhéroes. Algo del espíritu original de Lantz queda en esta moderna y modesta versión, que resume en exagerados gestos digitales lo que fue un clásico incluso para actuales cuarentones (entre los que me cuento), que se repetían siendo niños el show animado en los televisores de los años 80. Un abogado exitoso quiere socavar el pedazo de bosque que le pertenece para construir una casa y así poder venderla (y tener utilidades), pero se topa con la oposición de su "vecino": un Woody Woodpecker que, en su versión en inglés, cita diálogos de películas como "Harry el sucio" y "Cuestión de honor" (que se pierden en el doblaje en español). Y, por curioso y sorpresivo que parezca, se deja ver de lo más bien: película chica, para niños chicos, en su propia liga de "cine infantil" cumple sin bochornos de por medio. Es lo que hay para los tiempos que corren y gracias a un simple guion -casi televisivo- funciona si uno no pide demasiado.
"Woody Woodpecker". EE.UU., 2017. 84 minutos. T.E.