Señor Director:

Como hace un buen tiempo no nos hemos encontrado con Agustín Squella, "El Mercurio" nos proporciona la ocasión de un grato diálogo. Quizá el Papa Francisco sería un buen intérprete para lo que mi buen amigo anda buscando. Porque ese es el asunto de la fe. No se trata, por cierto, de una posesión de Dios, finalmente condenado por algunos a ser también propiedad privada. Se trata, más bien, del don de seguir siempre buscando porque, en la expresión de San Bernardo, Dios es siempre mayor.

El Dios de la fe cristiana, que se nos muestra en Jesucristo, nos desafía con el don de la vida y su cuidado, particularmente en los más vulnerables. Para eso, vale la "pena" entregar la propia, sin renunciar, desde luego, a hacer un buen brindis, Agustín, con el vino nuevo que alegra el corazón del hombre.

Percival Cowley V. ss.cc.