Más allá del claro primer lugar obtenido por Sebastián Piñera en el día de ayer, Chile se enfrenta a un nuevo escenario de fragmentación de la política chilena, expresada en una cantidad mayor de candidatos que obtienen un nivel importante de adhesión ciudadana.
Sin duda, esto genera desafíos importantes para la segunda vuelta y la proyección de una coalición de centroderecha amplia y diversa para los próximos años.
Chile Vamos ha trabajado en unidad incluso antes de la primaria presidencial. Para algunos, sin embargo, esta unidad se arriesgaba con la irrupción de la candidatura independiente de José Antonio Kast. Kast tomó un camino positivo: optó por la identidad y por sumar nuevos electores al proceso, marcando su posición y ofreciendo una voz a personas que no se sentían suficientemente representadas con las propuestas existentes.
La suma de los votos de Piñera y Kast es idéntica a los votos de Sebastián Piñera el año 2009. Por su parte, la suma de los votos de los candidatos de izquierda en esta elección totaliza exactamente los mismos votos que sumó el elenco Frei, Enríquez-Ominami y Arrate el 2009. Se trata, entonces, de un escenario similar a aquel en que la coalición de centroderecha ganó la elección presidencial y sumó un triunfo histórico. Por ello, los resultados de este 2017, aunque diferentes en distribución, generan un escenario que permite trabajar con optimismo para lograr un buen resultado.
El desafío del escenario político de cara a la segunda vuelta se trata, entonces, de cómo asumir un sistema político más fragmentado, con miras a generar una mayoría amplia que permita triunfar el 17 de diciembre.
Creo que las señales dadas por José Antonio Kast y Sebastián Piñera son muy positivas. Existe una visión compartida de reconocer en la centroderecha una coalición que debe ampliarse para acoger a mundos, ideas y visiones diferentes.
A mi juicio, Kast ya hizo una contribución: presentar un discurso con identidad, actuar con unidad y reconocer que es indispensable derrotar a la izquierda. Reconocer la diversidad de visiones y buscar ampliar la coalición de cara a la segunda vuelta son objetivos fundamentales. Por ello, lo importante hoy, y hacia el futuro, es que quienes son partidarios de la defensa de la vida, de la dignidad de la persona, de la importancia de la familia, del respeto del Estado de Derecho, de la defensa de la libertad individual, de la vocación prioritaria por los más pobres, del emprendimiento como motor del progreso, y de la convicción de que debe reducirse el gasto del Estado, nos unamos para generar una mayoría política y social que permita que Chile recupere el camino del progreso y desarrollo que merece.
Chile Vamos tiene una gran tarea por delante: abrir cada vez más las puertas para dar espacio y acoger a quienes han estado en primera vuelta apoyando la candidatura de José Antonio Kast.
Si hay un objetivo común, una mirada compartida, es que la Nueva Mayoría ha sido un retroceso severo para nuestro país, y que las consecuencias de estos años las han sufrido especialmente los chilenos más vulnerables y de clase media. No aparece viable otro camino que la unidad para ganar en diciembre y derrotar a la izquierda, uniendo a todos quienes han estado tras las candidaturas de Sebastián Piñera, de José Antonio Kast, y de todos quienes creen que se requiere una nueva mirada de futuro para construir progreso para Chile.
Ernesti Silva