Abordar más reflexivamente los fenómenos sociales y económicos es propio de las instituciones de pensamiento como las universidades, por lo que tiene pleno sentido el anuncio de la Universidad de los Andes sobre el lanzamiento de un Centro de Reputación Corporativa con el objetivo de poner en la agenda nacional, y de las propias empresas, la importancia del valor reputacional. Al mismo tiempo, la instancia busca afrontar el riesgo de que se sigan socavando la legitimidad y bondades del modelo de una economía libre.

El objetivo de los gestores es que sea un centro de investigación aplicada, enfocado en responder a tres interrogantes: cómo se genera reputación, cómo se sostiene y cómo se recupera cuando se pierde. ¿Las herramientas? Investigación y estudios, difusión de buenas prácticas -que esperan trabajar con los gremios- e incorporar cursos de administración de la reputación de empresas en programas de MBA y formación de altos ejecutivos.

Se trata de una iniciativa valiosa que permitirá abordar desde un punto de vista académico la importancia de la actividad empresarial para el desarrollo de los países. Ello es especialmente relevante en la medida en que amplios sectores políticos, aprovechándose de las crisis que ha habido en los últimos años, han incorporando como un elemento central de su discurso un marcado relato antiempresarial.

La paradoja es que el modelo que le ha permitido a Chile destacar entre los países de la región y sacar de la pobreza a casi el 30% de la población hoy es puesto en tela de juicio por un importante sector de la dirigencia política. A ello ha contribuido la seguidilla de escándalos empresariales que se conocieron en el último tiempo, en especial aquellas conductas anticompetitivas y las de financiamientos ilegales de la política. Sin embargo, las malas prácticas e incluso los delitos de colusión y tributarios asociados al financiamiento político por parte de diversos actores empresariales no justifican condenar a un modelo de desarrollo cuyos logros están a la vista de todos y han cambiado la vida de millones de chilenos.

Muchas veces las irregularidades y malas prácticas se producen porque hay una presión -en ocasiones institucionalizada con estructuras de incentivos de efecto perverso- por generar máxima rentabilidad en el menor plazo, y ello debiera formar parte del análisis que este nuevo centro abordará. Al mismo tiempo, se debe tener claro que la reputación corporativa no es un tema meramente comunicacional, sino que es mucho más profundo, ya que en definitiva está relacionado con la actuación intrínseca de las empresas.

La reputación corporativa dejó de ser un tema particular de una empresa o incluso de una industria. Abordarlo adecuadamente puede ayudar a consolidar las bases del modelo de desarrollo que ha sido exitoso para Chile y frenar la amenaza de atajos populistas.