La visita de treinta empresarios y emprendedores a Silicon Valley, el centro del desarrollo tecnológico del mundo, permitió conocer directamente de sus protagonistas los vertiginosos cambios que están impactando en el ámbito de la empresa, la producción, la educación, las comunicaciones y, en definitiva, en la vida cotidiana de las personas.

Acompañados de jóvenes emprendedores radicados en California, el grupo visitó diferentes lugares y pudo conocer las experiencias de quienes están a la vanguardia de la transformación tecnológica en áreas como el capital de riesgo, las startups, los negocios y la formación académica, donde la clave de su éxito es la capacidad de arriesgar, adaptarse y saber utilizar la tecnología y los datos disponibles. La lección aprendida es que quien no se abre al cambio no podrá sobrevivir. Se calcula que el 40 por ciento de las mayores 500 empresas norteamericanas -clasificadas por la revista Fortune- desaparecerá en la próxima década.

Para los participantes en esta gira -organizada por BBVA y "El Mercurio"-, una de las prácticas a repetir en Chile es propender al fortalecimiento de la cultura del emprendimiento, donde el Estado, el sector empresarial y las universidades trabajen en conjunto, en una real cultura de colaboración proactiva, para apoyar la innovación y el riesgo, en un ambiente de intercambio de experiencias y de información. De acuerdo con lo aprendido -señalan-, es necesario ser colaborativos para ser competitivos, pues se progresa conociendo los errores y los logros de quienes se atreven a innovar.

Uno de los mayores desafíos planteados se relaciona con la formación de los profesionales del futuro, quienes se enfrentarán a un entorno laboral en constante cambio y donde la tecnología es protagonista. El uso de herramientas como la "big data" y la inteligencia artificial ya son una realidad, pero pocos saben cómo aprovechar su potencialidad. Con programas lineales, profesionalizantes y poco espacio para la interdisciplina, no parece fácil para muchas universidades responder a estas nuevas demandas de especialización, lo que plantea el desafío de brindar una formación orientada a enfrentar estas nuevas exigencias de emprendimiento e innovación. Preocupa que este tema no esté al centro del debate sobre la reforma de la educación superior.

Tampoco colabora con esta realidad en permanente cambio un sistema laboral normado para condiciones laborales propias del siglo 20, en circunstancias que la tendencia actual indica que muchas actividades laborales se realizan en un ambiente de flexibilidad horaria y de permanencia, de complementariedad en las tareas y donde la inteligencia artificial comienza a copar espacios, transformando el perfil de los empleos.

La gran lección de la visita a Silicon Valley parece ser que sin una oportuna adaptación a la nueva realidad perfilada por los avances tecnológicos no es posible alcanzar el desarrollo.