La frase que más se ha escuchado en estos días es "Hay que dar vuelta la página". Si ya estamos eliminados del Mundial, nos dicen, no vale la pena seguir dándole vueltas a lo que pasó en estos años y, en cambio, hay que llevar la vista hacia el futuro.
Personalmente, les digo a estas personas que es razonable dar vuelta la página... pero después de haberla leído bien leída. Y si no, corremos el riesgo de escribirla de nuevo.
¿Cómo dar vuelta la página, por ejemplo, sin tocar a fondo el tema de las declaraciones de Sampaoli a un programa "amigo" hace bastante tiempo? Por favor, si ese es un capítulo de la máxima importancia, porque se refiere a las relaciones impropias de fuentes de información con los medios. Fue lo mismo que hizo Sergio Jadue al invitar a equipos periodísticos a suculentas reuniones en la ANFP, eliminando antes de la invitación a los periodistas que lo criticaban. Y eso es de lo peor, ya sea que miremos hacia el futuro, hacia el pasado o al presente.
No podemos tampoco volver la página si vemos que ninguno de nuestros seleccionados consiguió su objetivo. Si bien la Sub 17 consiguió llegar al Mundial en una gestión inédita, lo que hizo en la justa máxima no resiste análisis. No solo por su cosecha nula en resultados, sino porque quedó claro que solo trabaja lo defensivo (¡menos mal!) y la creatividad está abandonada, a una edad tan propicia para ello. También ha sido irritante escuchar aquella ramplonería insensata de "Déjenlos, son niños nada más". Por favor, si los rivales también lo son. ¿Hay quién se los diga a los tontorrones de turno?
Tampoco voy a archivar la página sin volver a leer el tema de algunas nominaciones. ¿Por qué siempre estaba Pedro Pablo Hernández, el "Tucu"? Un volante trotón, especialista en pases a tres metros (algunos hacia adelante, hay que reconocer), con tránsito en una parcela muy reducida, sin trascendencia, apropiado para el fútbol de los años 50. Sin embargo, cualquier crítica hacia él recibe andanadas de descalificaciones que parecen proceder de su representante antes que de opinantes independientes. Solo si te parece un "gran jugador" eres considerado entre "los que saben". Son los "patricios" de la opinión.
Mucho de lo que comento proviene de mis aventuras en Twitter, donde comparto una gran experiencia junto a varios cientos de personas, mayoritariamente conocedores profundos del fútbol y con muy buenas ideas. La discusión, cuando la hay, es respetuosa.
Un tema ha sido en estos días el de las buenas y malas personas, a propósito de que encasillo a Sampaoli entre estas últimas. Notable entrenador y mala persona. Yo lo he dicho y lo digo por su paso por el seleccionado, desde su discutible llegada y su horrible salida. Creo que la condición ética de una persona termina inevitablemente incidiendo en su desempeño en su actividad, sea profesional, técnica o la que sea. Una mala persona no arreglará a conciencia (que no tiene) un desperfecto de gasfitería, ni de mecánica... ni de nada. Sampaoli no fue capaz de dominar el vestuario de un seleccionado que, además, mostraba síntomas del deterioro de sus referentes. Y se fue por el camino más torcido.
Tampoco daré vuelta la página tras este episodio de las parentelas de algunos jugadores, que dicen, obviamente, lo que les escuchaban a sus maridos, hijos, pololos. ¿Es que nadie se atrevió a decir algo en la intimidad del camarín? ¿No se trataba de "códigos de camarín" sino de "secretos de alcoba"?
Voy a dar vuelta la página. Pero todavía no.