Señor Director:
Doscientos veintisiete ex alumnos de la Pontificia Universidad Católica, entre ellos, Giorgio Jackson y María Olivia Monckeberg, suscriben una carta donde critican a su actual rector (Ignacio Sánchez), por defender institucionalmente los puntos de vista promovidos por la Iglesia Católica en los llamados temas "valóricos", en vez de "dialogar" con las perspectivas disidentes a esta visión presentes en el estudiantado. Esto les parece poco pluralista, poco respetuoso de la diversidad interna y dañino para la autonomía de los miembros de la universidad.
Sin embargo, estas 227 personas parecen estar equivocadas o, al menos, confundidas. El pluralismo universitario se cumple cabalmente en la medida en que puedan fundarse y operar universidades que promuevan la búsqueda del conocimiento desde distintas tradiciones, principios y valores. Que la Pontificia Universidad Católica (¿no les llamó la atención el nombre cuando decidieron estudiar ahí?) defienda una mirada consonante con la de la Iglesia Católica contribuye a ese pluralismo. Si todas las universidades fueran "neutras" y homogéneas, en cambio, no habría pluralismo. A la vez, la diversidad interna es respetada, en la medida en que Sánchez no descalifica ni insulta a las personas de credos distintos que prometieron respetar la catolicidad de la institución al entrar libremente a ella. Y, por último, no atropella la autonomía de los sujetos estudiantiles que estudian ahí, ya que no habla en nombre de ellos, sino en nombre de la institución donde ellos eligieron libremente estudiar.
Así, el alegato de estas 227 personas parece sostenerse en ideas confusas sobre el pluralismo, el respeto y las instituciones universitarias. Confusión que obviamente dificulta el diálogo.
Pablo Ortúzar Madrid
Director de Investigación IES