Las declaraciones de Claudio Bravo fueron lúcidas al referirse al momento que vive la selección chilena. "No tenemos equipo y los jugadores para estar pasando estos apuros", agregando que "nosotros nos equivocamos en el camino. No queremos echarle la culpa a nadie de todo esto".
Justo y preciso el capitán, cuando se cuestiona a Juan Antonio Pizzi, dejándolo como el gran culpable. El santafesino por supuesto que es el principal responsable, en su condición de entrenador. La misma que tuvo cuando Chile levantó la Copa América Centenario y disputó la final de la Copa Confederaciones, que concluyó el 2 de julio. No es razonable argumentar que la metodología de trabajo no funciona si plasmó esos resultados y rendimientos.
A primera vista, hubo un exceso de confianza. El cuerpo técnico jamás pensó que en la pasada doble fecha eliminatoria el conjunto nacional no sumaría ante Paraguay y Bolivia. Lo mínimo eran dos empates. En la mirada más fina, el pecado de Pizzi y sus colaboradores fue no advertir que podía suceder lo mismo que en septiembre del año pasado, cuando Chile cayó en Asunción (2-1) y no superó a Bolivia en el Monumental (0-0), generándose un clima de incertidumbre que se prolongó hasta octubre, con la derrota con Ecuador en Quito (3-0) y el angustioso triunfo sobre Perú (2-1).
Las vacaciones traen resaca. Los seleccionados sintieron este inicio de temporada, donde el grueso llegó sin continuidad, sumando incertidumbre laboral (no económica), que con seguridad afectó los niveles de concentración. Alexis Sánchez y su transferencia trunca al Manchester City, el día del duelo con los guaraníes, es el mejor ejemplo.
Por eso suena a tardía la gira de Juan Antonio Pizzi. Era bueno que viajara, pero también debió actuar de la misma manera en agosto, cuando no había certeza sobre el nivel y el futuro de varios.
La tragedia que sacude a México, a raíz del terremoto del martes 19 de septiembre, implicó una consecuencia negativa para la selección. Se suspende el campeonato azteca en el instante en que los futbolistas nacionales comenzaban a tomar velocidad crucero. Ese retroceso competitivo es letal, aunque en rigor el grueso del contingente que milita en la Liga MX forma parte de los actores de reparto.
En medio de la inquietud, es positivo que Sánchez, Arturo Vidal y Charles Aránguiz recuperen sus estados futbolísticos, con Gary Medel y Mauricio Isla adaptándose a Turquía, mientras Pedro Pablo Hernández recupera espacio en el Celta. El abanico no es amplio. Por eso, con este panorama no tendría explicación que Erick Pulgar, titular como volante de contención en el Bologna, quedara excluido. Algo ocurrió para que el antofagastino no fuera ni a la banca ante Argentina y Venezuela y luego desapareciera de las citaciones. Hoy, sus 450 minutos en el Calcio lo avalan.
Alfonso Parot, fijo en el lateral izquierdo de Rosario Central, ante la ausencia de Jean Beausejour, es otra carta. Presente en los 270 minutos que totaliza la Superliga argentina, compite en un certamen en el que juegan dos semifinalistas de la Copa Libertadores y dos cuarto finalistas de la Copa Sudamericana.
Dos presentes que no se pueden obviar.