"Y entonces llegó el día en que Addie Moore pasó a visitar a Louis Waters. (...) Vivían a una manzana de distancia".

Así comienza la emotiva novela breve "Nosotros en la noche" (2014), de Kent Aruf, que acaba de ser llevada al cine con Jane Fonda y Robert Redford como protagonistas.

Kent Haruf murió en 2014, poco después de entregar a sus editores las correcciones finales de ésta, su última novela. Tenía 71 años y una cantidad nada despreciable de premios gracias a sus cinco obras anteriores.

Addie (J. Fonda) y Louis (R. Redford) son dos septuagenarios que viven en Holt, un tranquilo pueblo de Colorado. Ambos viudos, de buen pasar y buena salud, sus respectivos hijos han hecho sus vidas en otra parte; de ellos, tienen noticias de vez en cuando.

Para quienes han leído la novela (si no, ¡háganlo!) el elenco podrá sonar muy rutilante. Sin embargo, hay que reconocer el profesionalismo de dos actores de oficio: Jane Fonda aparece canosa, sin postizos ni gran maquillaje (como sí en "Grace & Frankie", por ejemplo) y vestuario ad hoc; Redford camina y gesticula como un hombre mayor, poco dado a sonreír y sin el menor glamour. También un acierto de casting, Mathias Schoenaerts, como Gene, el hijo de Addie.

En un lugar tan pequeño como Holt todos se conocen -Louis fue profesor del colegio-, pero adentro de sus casas cómodas y bien cuidadas ellos amanecen, desayunan, almuerzan y se duermen solos.

Por eso, Addie ha caminado la cuadra que separa su vivienda de la de Louis para proponerle que vaya a dormir con ella por las noches. No estoy hablando de sexo, hablo de pasar la noche, aclara Addie ante la sorpresa de Louis. "Las noches son lo peor, ¿no crees?".

Con esta sencilla, directa y singular proposición, Addie confronta un hecho que parece obvio y natural: la soledad se siente. Por mucho que las personas ya hayan hecho su vida y parece que ya no queda nada más por delante para ellas, requieren compañía, un otro con quien compartir el día a día, conversar quizás sobre aquello que nunca han hablado.

Tras el escueto diálogo del comienzo se echa a andar una historia de apariencia simple -por lo general de tono afable, con suaves gotas de humor- que, sin embargo, captura el interés del espectador como si se tratase de una película de suspenso. Es que, en poco más de hora y media, el relato va develando sus complejidades, pequeñas sorpresas, ciertos incidentes, para concluir en un desenlace insospechado que, en todo caso, no traiciona la atmósfera que ha atravesado toda la historia.

"Nosotros en la noche" ("Our souls at night") trata, nada más y nada menos, sobre una rica relación entre dos adultos mayores; una sencilla, descomplicada, carente de rivalidades disimuladas o competencias implícitas. Con el propósito declarado de hacerse compañía; no hay entre ellos desconfianzas, ni algo que ocultar... ni nada de que presumir.

Addie y Louis comparten alternadamente sus vivencias -unas alegres, otras tristes-, las que nos van asombrando a medida que pasan los días. Porque detrás de cada persona que vemos tan "normal" siempre hay vidas jalonadas de pequeños y grandes dolores, algunos nunca resueltos.

En un pueblo como en el que ellos viven, frente a esta singular relación, naturalmente que hay variadas reacciones. Pero como dice Addie, durante demasiado tiempo le ha prestado atención a lo que dice la gente y no piensa seguir viviendo así.

Los protagonistas son ese tipo de adultos mayores que aún tienen vida por delante, que no están en la sala de espera de la muerte. Un dato de la realidad -el del aumento de adultos mayores en la población- del que "Nosotros en la noche" se hace cargo para decir, como afirmara Jane Fonda al presentar la película, que "nunca es demasiado tarde".

La relación entre Addie y Louis es realmente libre: puede ser una compañía, perdurar como amistad o convertirse en ese amor cálido y generoso que no lograron en sus respectivos matrimonios.

¿Qué podría impedírselo?

Los giros se producen de manera tan natural que al espectador le resultan inesperados.

Y es que esta es una historia construida de manera sencilla y muy aguda. Pero, sobre todo, resulta profundamente entrañable.

(En Netflix, desde el 29 de septiembre).