Foo Fighters - "Concrete and Gold"
Foo Fighters es el último fichaje del programa "Carpool Karaoke", donde los famosos se suben a un auto a cantar con James Corden y esa invitación resulta muy representativa para la banda de Dave Grohl. El conjunto se alimenta del gusto de las masas y, a la inversa, los fanáticos ven en sus músicos al último gran representante del rock de estadios. Los avalan las ventas de su música, los tickets agotados y el uso de las poleras con el nombre del grupo en cualquier parte del mundo.
Foo Fighters es pop puro, en el sentido cultural de la palabra, y en su último disco, "Concrete and Gold" (2017), ficharon a Greg Kurstin como productor, el 10 veces nominado al Grammy que ha sido crédito fundamental en algunos títulos de Adele, SIA y Ellie Goulding. Pero al laboratorio de los estadounidenses solo quiso añadirle pequeñas sutilezas, como el coro soul , casi imperceptible, de Justin Timberlake en "Make it Right", o la inclusión de Shawn Stockman de Boyz II Men o el épico encuentro de las cuerdas con los sintetizadores en el desenlace de "The Sky is a Neighborhood".
Eso sí, equilibran las melodías acústicas y las baladas de guitarras con tres de sus composiciones más frenéticas. En "Run", que fue el primer adelanto del álbum, Taylor Hawkins acelera la batería a velocidad
hardcore punk, mientras Grohl intercala gritos con melodías; lo mismo ocurre con "La Dee Da" o "Dirtywater", musicalmente cercanas a Queens Of The Stone Age en los efectos del bajo y en ese sexy compás casi inherente al stoner rock . Recursos que, reunidos en una sola placa, dejan a todo el mundo contento.
The National - "Sleep Well Beast"
Matt Berninger se está haciendo viejo. Como si se tratara de la transformación de Walter White en "Breaking Bad", el líder de The National canta cada vez más grave, reformado por la rabia y la melancolía -sentimiento al que le ha sacado provecho en sus últimos álbumes-. Dicen que su más reciente disco, "Sleep Well Beast" (2017), es el mejor en la carrera de la banda, y aunque no es tan radial como "High Violet" (2010) ni tan nostálgico como "Trouble Will Find me" (2013), cuenta con un desarrollo de las melodías que lo tornan más oscuro y experimental.
Y en eso, los responsables directos son los hermanos Aaron y Bryce Dessner. Ambos guitarristas y productores son los arquitectos de un sonido voluminoso que se afianza en el piano para evocar con pesar los tiempos pasados o en el trabajo en la batería de Bryan Devendorf, que dada su versatilidad puede ser
sampleado en la música electrónica o convidado en una noche de jazz. También en las guitarras que a ratos recrudecen como si se tratase de The Smiths y el apoyo de la orquesta de cuerdas que reconvierte el drama en una historia digna de contar.
De "Sleep Well Beast", además, nacen varias canciones del catálogo más destacado de The National. En "The System Only Dreams in total Darkness", Berninger canta sobre un quiebre, tan desesperanzado que ya no queda espacio a la razón; "Carin at the Liquor Store" es la balada de un hombre que se conforma tan solo con ver a su enamorada en todos lados, aunque no sea correspondido, y "Turtleneck", corte visceral inspirado en la teatralidad de The Cure, expone las heridas de un sujeto miserable, derrotado por el tiempo. Cuando ya no queda nada y los gritos solo sirven de consuelo.