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Sábado 23 de septiembre de 2017
El Mercurio hace 100 años
23 de septiembre de 1917
Era primera vez que algunos de los niños asilados en los establecimientos de caridad de Santiago se subían a un automóvil. Todos querían tocar las bocinas y saber para qué servían las distintas palancas y pedales. Estaban emocionados y eufóricos. Es que aquel 22 de septiembre de 1917, como consignaba "El Mercurio", era su día de fiesta: "El intendente Pablo Urzúa quiso hacer partícipes a los pobres huérfanos de la alegría y jolgorio con que el país ha celebrado este año las Fiestas Patrias (...). Los chóferes de automóviles de alquiler tuvieron a su cargo la conducción de los niños en su excursión por las calles de la ciudad. Comerciantes y particulares obsequiaron confites, dulces y sándwiches para ellos".
El diario detallaba la que había sido una jornada inédita, pues un gentío enorme fue a ver el paso de los cinco mil pequeños por las calles: "A las 11 de la mañana se puso en marcha la larga hilera compuesta de unos 450 coches, que ocupaban cerca de 30 cuadras, según cálculos prudenciales".
El Día de los Huerfanitos
El desfile comenzaba en Pedro de Valdivia, recorría las principales calles del centro y terminaba en el Parque Cousiño. A la cabeza de la columna iban varios vehículos que disparaban bombas japonesas para anunciar a los vecinos y al tránsito de tranvías y carruajes, la llegada de los huerfanitos. Otros trasladaban payasos del Circo Ziegler para entretener a grandes y chicos durante el viaje.
La expectación contagió a gran parte de los capitalinos. Incluso llegó al Palacio de la Moneda. Ahí, el mismo Presidente Sanfuentes hizo un alto en su almuerzo y se asomó a uno de los balcones para mirar.
Ya en el Parque Cousiño, hubo un programa de originales juegos, como una carrera de 100 metros planos "solo para gordos", y otra de vallas "en traje de fantasía".
En la tarde, las celebraciones se trasladaron al Parque Forestal, donde los comerciantes del Mercado Central obsequiaron 2.800 empanadas. En las aceras, según informaba la prensa, "la gente admiraba la alegría de los menores y la estupefacción de que a veces daban muestras ante el espectáculo que se les ofrecía".
Al día siguiente, un editorial del diario realizó una especial mención a la generosidad del gremio de choferes, quienes "en vez de dedicar esa jornada al descanso de las fatigosas Fiestas Patrias, trabajan esforzadamente en favor de los niños".
Lo cierto es que a partir de 1917, esa fecha quedó asociada al "Día del chofer". De hecho, en sus estatutos se establecía como obligación ayudar desinteresadamente con su automóvil durante dicha celebración. Durante varias décadas, la llamada "fiesta de los huérfanos" fue uno de los eventos más emotivos y mediáticos que se desarrollaron en la capital.