¿Le dijeron a usted de niño alguna vez "Límpiese la boca"?
¿Se lo ha dicho usted alguna vez a un niño?
Es muy posible que sí. Y muchas veces. En ambos casos, estando alrededor de la mesa.
¿Ha escuchado estupidez más grande? ¿Se imagina a alguien, niño o adulto, "limpiándose la boca" durante un almuerzo? Sería un espectáculo bastante feo, por decirlo suavemente. Horrible. Preferible es el eructo al final de una comida, apreciado y practicado en algunas culturas. Pero esto de "limpiarse la boca" no está admitido en ninguna parte, creo.
Lo que queremos decir, obviamente, es "límpiese los labios". Pero decimos esa otra estupidez. Pero no por obvio lo percibimos y lo cambiamos. Seguimos diciéndolo.
Mañana en el Tribunal de Disciplina se analizará el caso de Jorge Valdivia, quien denunció que la tarjeta amarilla que le mostró el árbitro Eduardo Gamboa en el partido contra Iquique fue "una estupidez".
"Una estupidez", según Valdivia, porque él solo le habría dicho que nuestros árbitros dirigen de una manera fuera del país y de otra en el campeonato local.
Lo más delicado del asunto es que la citación del "Mago" se produjo por una demanda de la Comisión de Árbitros. Es, entonces, un organismo colegiado el que denuncia. Es una acción corporativa, lo que está revelando un cansancio de los árbitros frente a las críticas. La denuncia, en ese caso, sería ejemplarizadora.
¿Existen los castigos "ejemplarizadores"?
En estricto rigor, no. En circunstancias especialísimas uno los podría entender, aunque no justificar. Si se castiga a alguien porque otros han faltado a las reglas, el asunto es solo una "venganza corporativa".
¿Cuántos jugadores, entrenadores, dirigentes han denunciado persecución contra sus clubes? Varios. Muchos, en realidad. Pero solo uno que otro es denunciado. ¿Y a Valdivia se lo castigará "en representación" de los restantes? Ridículo. Verdaderamente, una estupidez.
Por cierto, aquella tarjeta amarilla de Cavancha fue la quinta del "Mago". Ya había cuatro en su bitácora del torneo. Este no es un antecedente gratuito. Revela que el diestro jugador albo hace méritos frecuentes para ganarse una. Es una constante de su carrera y cada vez que abre la boca en la cancha sucede algo. Algo malo para él. Como que no estará, de ninguna manera, en el partido contra San Luis el viernes.
De ahí a castigarlo por más fechas hay un trecho largo. Sería, posiblemente, una verdadera estupidez. (Y prepárese para más: ayer comenzaron las campañas publicitarias para las próximas elecciones...).