En momentos en que el tema de la descentralización del país se encuentra -de manera transversal- muy presente en el debate político, las iniciativas tendientes a la integración y conectividad de las comunidades merecen ser relevadas, en especial cuando se trata de esfuerzos por llevar la cultura a las localidades más apartadas del país.

La Universidad Católica impulsa -desde hace cuatro años- el proyecto denominado Biblioteca Escolar Futuro, cuyo objetivo es aportar a la educación a través del fomento de la lectura, poniendo a disposición de los estudiantes más vulnerables elementos de apoyo a la enseñanza escolar, lo que envuelve la instalación de más de 15 espacios de lectura, en un comienzo en sus propios campus universitarios, incluido Villarrica, para luego ir a lugares cercanos a sus sedes, como el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y algunas residencias del Sename.

La extensión a regiones ha permitido llegar a comunidades más apartadas donde la UC tiene presencia, como Alto Hospicio, Elqui, y Puerto Williams, entre otras. Pero también ha permitido responder a emergencias como aquella que afectó a Chañaral, donde se instaló una carpa provisoria luego que se inutilizara la biblioteca pública local tras los aluviones.

Recientemente, una de las iniciativas más novedosas se desarrolla en la zona del Beagle, donde -con apoyo de la Armada y los municipios locales- han comenzado a operar las llamadas "canoas lectoras", apelando al medio de transporte tradicional yagán. Comunidades aisladas e incluso familias que cumplen relevantes tareas de soberanía en territorios insulares han recibido libros, material audiovisual, algunos equipos tecnológicos y juegos didácticos para los niños, en un esfuerzo por fomentar la lectura y desarrollar la capacidad y el interés por los libros en los niños en edad escolar. Particularmente destacable es el material que se hizo llegar a la comunidad yagán de Villa Ukika, que comprende una selección de investigaciones sobre su cultura ancestral. El gran desafío universitario es mantener actualizada cada una de estas sedes, de manera de no descuidar lo que ha resultado ser un proyecto valioso para las comunidades.

Multiplicar las posibilidades de acceso a la cultura mediante la entrega de libros e instrumentos educativos que complementen los procesos de aprendizaje resulta ser una vía de integración de gran valor por su impacto en las nuevas generaciones. Diversas investigaciones reflejan la ausencia de material bibliográfico en los hogares chilenos y la dificultad de comprensión lectora de un porcentaje importante de la población. Llevar el libro a quienes no tienen acceso a una biblioteca y a otros materiales formativos permite romper con el aislamiento cultural.