Los miré esta semana y me pareció que tenían un parecido casi fraternal con los niños del comercial de manjar Colún. Esos que decían "mi mamá me quiere toooodo esto. Mi mamá me quiere todo esto y la luna y el sol y el gato".
Han pasado los años desde ese comercial y los dos protagonistas deben estar grandes. Deben tener la edad de Giorgio y la de Mayol. O de Mayol y Giorgio, porque es obvio que Mayol es mayor.
Sorry el enredo, pero supongo que se entiende el punto.
Son físicamente distintos -como los niños del comercial, los busqué en YouTube-; uno es pelucón y el otro es pelado. Uno más claro que el otro. Pero los dos son de izquierda -no los del manjar Colún, desde luego-. Giorgio y su hermano Mayol sienten simpatía y respeto hacia el "chavismo", desprecian tanto a la Concertación como a la Nueva Mayoría y ambos están empezando a pensar que Beatriz Sánchez está convirtiéndose en una especie de mamá malhumorada, que puro los reta (si bien los quiere todo esto y la luna y el sol).
"¡Chócale, si somos hermanos!", podrían decir Giorgio y Mayol, mientras hacen que sus panes -embetunados con esa irresistible delicia dulce de color café- colisionen en el aire.
Pero no. Observamos un espejismo. Así como los hermanos del manjar Colún no eran hermanos en la vida real, Mayol tampoco es el hermano mayor de Giorgio, aunque rime.
Por el contrario.
Lo cierto es que ambos actúan como si fuesen hijos únicos, egocéntricos, mimados, incomprendidos, perplejos por la incapacidad del mundo de entender que ellos son los elegidos, los
number one , los mesías.
Entonces Giorgio está furioso porque su "hermano" Mayol vino a su distrito a ser candidato y a desordenarle su diseño. "¿Con qué derecho viene a meterse a MI territorio?", pensará Giorgio. ¿No se acuerda acaso Mayol que la Concertación le regaló a Giorgio y a nadie más esa comarca?
Por su parte, Mayol se siente confundido -y ofendido- porque no lo recibieron con alfombra roja en Santiago cuando anunció que decidía dedicarles a los santiaguinos los próximos cuatro años de su vida incalculablemente valiosa, representándolos en el Congreso.
Sí, he planteado este lío de la lista parlamentaria del Frente Amplio como si se tratara de una pataleta entre dos niños engreídos.
Pero no. Esto no es ningún juego de niños. Lo que se define aquí es una lucha por la hegemonía de la extrema izquierda chilena, que bien podría zanjar quién será el próximo candidato presidencial del sector. ¿Será Giorgio o Mayol?
Ahí está el dilema.
Aunque ojo. No vaya a ser cosa que a Beatriz Sánchez le vaya demasiado bien en esta elección presidencial y logre pasar a la segunda vuelta. En ese caso, es muy posible que la Nueva Mayoría, esperanzada de mantenerse en el poder a cualquier costo, se incline a votar por la periodista, y ella, aunque no gane, obtenga un resultado espectacular. Un 48% por ejemplo.
¿No quedaría ella con la mejor opción de volver a competir el 2021? ¿No exigirá ella su derecho a que eso ocurra? ¿No les parece que ella esgrimirá todo tipo de argumentos, incluido el de género, para lograrlo?
Ahí vamos a ver, "hermanitos queridos", si la mamá en verdad los quería todo esto, más la luna y el sol y el gato.
¿Los griegos nunca escribieron una fábula de una madre que despacha a sus dos hijos para que no le quiten el poder? Voy a googlearlo.