El español Álex de la Iglesia, aunque nació en Bilbao, es un director que retrata a Madrid como ningún otro y con algunas de sus películas se podría dibujar un mapa del casco histórico de la ciudad.
Desde la Puerta del Sol en el inicio de "Las brujas de Zugarramurdi" (2013), subiendo por la calle Preciados en "Crimen ferpecto" (2004) y desembocar por la Gran Vía para "El día de la bestia" (2004) y "La comunidad", entonces, por la calle de Alcalá.
"El bar" está un poco más distante, por la plaza de Los Mostenses, pero todo queda a tiro de piedra y a cuadras de distancia.
Estos son personajes populares de la vieja España y de la picaresca y la astracanada, donde la desmesura y los desbordes son la materia principal.
La dueña del bar, Amparo (Terele Pavez), clama sin demasiada convicción: "Aquí somos todos personas", pensando que eso merece respeto, cuidados y cierta honra.
El cine de De la Iglesia está para demostrar lo contrario y las imágenes de los créditos son una gruesa declaración de intenciones: garrapatas, insectos, liendres y cualquier insecto menor, pero jamás personas.
Esta es una comedia negra desbordada, que más de una vez se descarrila, pero aunque se salga de la vía, es una de esas películas que arrastran y tiran para adelante con la maestría y energía de un director que filma como pocos y sus historias ruedan y se deslizan sin pausas, frenos ni concesiones.
La película encierra a nueve personajes en un bar y a la hora del desayuno, aunque en rigor son once, pero los dos primeros desaparecen rápido.
Elena (Blanca Suárez) va en busca de una cita a ciegas. Nacho (Mario Casas) trabaja en publicidad. Sátur (Secun de la Rosa) es el empleado de la dueña Amparo. Sergio (Alejandro Awada) vende ropa interior. Andrés (Joaquín Climent) porta una pistola entre sus bolsillos. Y Trini (Carmen Machi) juega en una máquina tragamonedas.
El que va y vuelve es Israel (Jaime Ordóñez), que es el mejor de los personajes, un vagabundo sucio, desgreñado y maloliente que conoce pasajes de la Biblia y los proclama en voz alta, porque prometen fuego, infierno y castigo eterno a los pecadores. Es un pordiosero con el sueño de convertirse no en un ángel exterminador, porque no es tan tonto, pero bien podría ser un mendigo exterminador.
Y el último parroquiano apenas se ve y no habla, porque es un gordo que ingresa tosiendo y trastabillando, y se encierra en el baño.
"El bar" tiene el ropaje del esperpento y lo grotesco que se mofa del cine apocalíptico, de las plagas de zombies y de la contaminación por cualquier cosa. También, de los gobierno y sus secretos, o de las policías y su eficiencia.
Lo único resistente y durable son las miserias de unos personajes que flotan y nadan por aguas servidas.
"Aquí somos todos personas", dice Amparo.
Tiene razón.
España-Argentina, 2017. Director: Álex de la Iglesia. Con: Blanca Suárez, Mario Casas, Jaime Ordóñez. 102 min. Mayores de 14.