Carolina Rack vive en Coronel Suárez, una pequeña ciudad al suroriente de la provincia de Buenos Aires, a poco más de 500 kilómetros de la capital. Los cuentos, excepto "Un amor nuevo", transcurren en su ciudad de origen y residencia, y así se comprueba, una vez más, una característica relevante de la narrativa argentina actual: su presencia y vitalidad en provincias y pequeñas localidades. Carlos Ríos, Francisco Bitar, Luciano Lamberti y Federico Falco son algunos de los escritores que no solo han nacido lejos de la metrópoli, sino que también proponen sus ficciones desde aquellos territorios. Rack había publicado antes un volumen de poesía; Las fórmulas es su primera incursión en prosa, y se compone de seis cuentos que abordan cuestiones cotidianas o extraordinarias (amores adolescentes, una depresión que acaba en suicidio), con un estilo diáfano y sólida mano para dejar hablar a sus personajes.
Todos los cuentos están escritos en primera persona, incluido aquel protagonizado por un hombre, pero de ninguna manera se trata de un molde aplicado a la rápida. Cada relato tiene su ritmo, su respiración, su modo de presentarse. El cuento capitalino, por ejemplo, es el que más apela al humor y se ríe de la institución académica.
Se articula en torno a una vieja técnica de robo: se mancha la ropa, alguien advierte a la víctima y mientras tanto su cómplice mete la mano en bolsillos o carteras. La mancha aquella, por esas circunstancias que hacen grata la literatura, deviene obra de arte, "un arte ambulante que conjuga el Street Art con lo performático y pone de manifiesto así la teoría de un artista que debe modificar permanentemente las condiciones de producción y exhibición de su obra para construir su autopoiesis". "Dai", en cambio, se construye como el doble registro de un punto de vista, de una mirada, la de una mujer de provincia que no aspira a la diferencia, y de qué ocurre en el pueblo cuando una chica joven que viene de otro lado decide suicidarse. El cuento que da título al libro es un tributo a la concisión y aborda de forma original un asunto más viejo que el hilo negro: los primeros amores, las primeras rupturas, las ceremonias que las rodean. El último cuento se adentra ya derechamente en el delirio religioso, y muestra de manera convincente la versatilidad de la escritura de Rack y su habilidad para proponer ficciones breves.
Carolina Rack
Overol, Santiago, 2017. 72 páginas.