No hay que dejarse intimidar por lo de "la larga noche". En verdad, esta es una película muy breve, de apenas 78 minutos. La duración no es su única decisión minimalista: los actores que están algunos minutos en la pantalla son solo cuatro y hasta los extras, los que andan por las calles o las plazas, son muy escasos. Pero la noche sí es larga.
Francisco Sanctis (Diego Velázquez) es empleado de una distribuidora de alimentos, está casado con Angélica (Laura Paredes), tiene dos hijos y vive con un sueldo al justo. Por la tarde, con un buen pretexto del pasado, lo visita Elena Vaccaro (Valeria Lois), antigua compañera de un campamento de verano, que le trae un mensaje: dos personas serán arrestadas esta noche por las fuerzas de seguridad. Alguien debe avisarles, agrega. Y se va.
Es 1977 -esto solo lo sabemos porque se exhibe Las turistas quieren guerra, otra de esas vulgarísimas comedias de Olmedo y Porcel que tanto les gustaban a los generales-, uno de los años más bravos de la dictadura argentina.
La "guerra sucia" está en su apogeo, la ultraizquierda se enfrenta con la ultraderecha y con las Fuerzas Armadas, y esas dos personas que serán capturadas pasarán, con toda probabilidad, a la lista de los detenidos-desaparecidos.
Francisco no sabe qué hacer: tiene por delante una noche larga que comienza por desentenderse -la solución más segura- y sigue por conseguir a alguien que pueda entregar el aviso sin involucrarlo -la solución más limpia.
Alguna vez, quizá a comienzos de los años 60, Francisco y su amigo Peruggia (Marcelo Subiotto) coquetearon con el espíritu revolucionario. Era la época en que nacían el Frente Guerrillero del Pueblo, el Frente Argentino de Liberación, los Uturuncos y otras creaciones de la ultraizquierda, casi siempre con el aliento bastante cínico de Juan Domingo Perón. Pero, como recuerda Peruggia, ambos "se abrieron" cuando las cosas se pusieron violentas.
Francisco deambula por la peligrosa noche bonaerense con la sensación de ser vigilado. La pareja que dirige esta película ha buscado, precisamente, recuperar ese clima, reconstruir la paranoia material que puede producir una dictadura. Y lo hace con delicadeza, sin que apenas se note. Cuando Francisco está, por ejemplo, en algún espacio donde hay más gente, las otras personas, fuera de foco, efectivamente lo observan. Otro ejemplo: a medida que avanza la noche, Francisco va perdiendo el dinero y la ropa, como signo indirecto de que está alcanzando un punto de despojo moral.
La historia está reducida al mínimo y casi podría no existir. Lo que importa es el miedo de Francisco, desgajado desde su interior, durante esta larga noche, a través de sus ojos, sus gestos, sus pasos en falso. Es un trabajo atrevido y lleno de riesgos, a pesar de lo cual ha sido notablemente conseguido.
La larga noche de Francisco SanctisDirección: Francisco Márquez y Andrea Testa.
Con: Diego Velázquez, Laura Paredes, Valeria Lois, Marcelo Subiotto, Rafael Federman.
78 minutos.